viernes, 12 de marzo de 2010

DELIBES. IN MEMÓRIAM




Ha muerto Miguel Delibes.
Esa noticia ha terminado de despertarnos esta mañana, y ha sido el comentario en el Instituto desde que hemos llegado: la pena no es sólo por la pérdida del escritor, del gran conocedor del castellano y de los castellanos, sino también porque se haya ido una persona de bien, sencilla y preocupada por el medio ambiente y por los problemas cotidianos de la gente común, de los perdedores.
Hemos evocado sus novelas.
El camino, que los alumnos de primero están leyendo, y,que les gusta, como a tantas otras generaciones. Una profesora recuerda que fue el primer libro "gordo" que leyó; otra lo leyó cuando se lo mandaron a su hija en el instituto; aquél la relaciona con la película, en que Alicia Hermida era una de esas Guindillas antipáticas.
Ya que hablamos de cine, recordamos, claro, Los santos inocentes. Y La guerra de papá, El disputado voto del señor Cayo, ..., tantas películas que nos han llevado del cine a la novela de Delibes, o de su novela al cine a lo largo de nuestra vida.

Hemos decidido, claro, que el Texto de la semana será en su memoria.
Y ahí viene el dilema:
¿De El hereje, para reflejar la intolerancia de la inquisición, ya que con ella ganó el Premio Nacional de Narrativa?
¿De Un mundo que agoniza, donde denunciaba el deterioro ambiental cuando aún no estaba "de moda"? Ya lo sacamos a la luz, cuando trabajamos sobre el deterioro del medio ambiente en relación con los Objetivos del Milenio, y también el que escribió al alimón con su hijo, La tierra herida, casi treinta años después, en 2006.
Alguien propone Cinco horas con Mario. Pero no; se ha quedado, afortunadamente, antigua. Nos gusta constatar eso justo en esta semana que hemos hablado tanto de los derechos de la mujer. ¡Y pensar lo que nos impresionó en su día esa obra, y su puesta en escena por Lola Herrera, dueña del escenario en aquel monólogo extenuante!
Hay quien recuerda El tesoro, por el debate entre jóvenes arqueólogos enfrentados a todo un pueblo que se aferra a su costumbre y se niega a que se investigue en su dominio.
¿Y Parábola de un náufrago? La profesora que la leyó, piensa que está en la línea de las lecturas de ciencia-ficción que proponemos a los alumnos de Bachillerato para criticar el posible futuro que se augura.

Barajamos muchos otros títulos, para volver finalmente al principio. A nuestros chicos les gusta El Camino.



"Pero a Daniel, el Mochuelo, le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto. Él creía saber cuanto puede saber un hombre. Leía de corrido, escribía para entenderse y conocía y sabía aplicar las cuatro reglas. Bien mirado, pocas cosas más cabían en un cerebro normalmente desarrollado. No obstante, en la ciudad, los estudios de Bachillerato constaban, según decían, de siete años y, después, los estudios superiores, en la Universidad, de otros tantos años, por lo menos. ¿Podría existir algo en el mundo cuyo conocimiento exigiera catorce años de esfuerzo, tres más de los que ahora contaba Daniel? Seguramente, en la ciudad se pierde mucho el tiempo -pensaba el Mochuelo- y, a fin de cuentas, habrá quien, al cabo de catorce años de estudio, no acierte a distinguir un rendajo de un jilguero o una boñiga de un cagajón. La vida era así de rara, absurda y caprichosa. El caso era trabajar y afanarse en las cosas inútiles o poco prácticas"
DELIBES, El camino. Destinolibro. Barcelona, 1997. Vigésimo quinta edición.

SOBRE DELIBES:
http://cvc.cervantes.es/ACTCULT/delibes/default.htm
http://canales.nortecastilla.es/delibes/biblio/biblio.htm

3 comentarios:

  1. La biblioteca del Juan de Herrera puso un cartel en la puerta: ”Murió Delibes”.
    Yo lo siento también por Daniel el Mochuelo, mi personaje favorito: vivía como yo hasta los once años. Un día me llevaron a un colegio de Plasencia, y lo primero que pensé fue cómo escaparme de allí. Sólo había conocido mi mundo, pero entonces no deseaba conocer más, me bastaba.
    Valladolid grita “¡MAESTRO!”.
    Los políticos, que si las letras hispanas están de luto ...
    Una mujer le dijo hace poco: “Rezo por usted todos los días, para que Dios le conserve bien” - "Pues rece porque esté mejor, que estoy muy jodido."
    Sufrió la televisión, vio que eliminó la presencia del abuelo cuentacuentos.
    Tengo unas líneas suyas, una contestación a lo que yo le dije sobre El Hereje. Lo tengo por un tesoro, tan sencillo, tan auténtico, tan breve y tan entrañable.
    Para ir por el campo me llevo sus libros, ¡Qué bien cuenta lo que allí existe! ¡Cómo te enseña a mirarlo, aunque fuera señorito de ciudad!
    ¿Os acordáis de cuándo nos habló en San Lorenzo, Universidad de verano? Encinas, soles de agosto, trilla, mayorales, milanas a montones. Ir de búsqueda por los prados, encontrar la castañita, su flor, comer el bulbo y contemplar los prados hinchados de agua y las manadas de margaritas y asustar a las ranas del lavajo, y encontrar nidos de tórtola, …
    Román

    ResponderEliminar
  2. (Fuencisla Cuesta, Santander). Vuestro blog refleja exactamente mi mañana del viernes en el trabajo. Escribo desde Santander, nos separan unos 400 kms y aun así, tuvimos idéntico arranque de viernes: que si El Camino, que si "Milana bonita", que si Lolo, que si Lola Herrera haciendo de viuda...
    Me uno a vuestro homenaje, como a Delibes le gustaban las cosas: pequeñas, austeras y muy de verdad.
    Se os sigue desde Cantabria.

    ResponderEliminar
  3. También nosotros nos levantamos ayer conmocionados.
    Les decía yo a mis alumnos que hay escritores a quienes se les admira; pero que hay otros a quienes, además, se les quiere.
    Yo quería a Miguel Delibes, aun sin conocerlo. Mis alumnas y alumnos vieron el brillo en mis ojos mientras les hablaba con pasión de cada uno de sus libros, por más que les decía que muchos de esos títulos no eran para que se acercaran ahora a ellos, pero sí para que no dejaran de hacerlo alguna vez a lo largo de sus vidas.

    ResponderEliminar