sábado, 8 de octubre de 2016

No Matarás.

     
CARTEL: Jose Bellver/Juan Morales
 Estamos impacientes por que llegue el próximo martes: a las siete y media de la tarde recibimos a Shujaa Graham, un estadounidense condenado a muerte en 1976 y liberado del corredor de la muerte en 1981, miembro de la ONG "Witness to innocence". 

      Shujaa quiere reunirse con jóvenes de Secundaria estos días, coincidiendo con el estreno del corto en el que participa, "Resurrection club", el lunes 10 en el cine Palafox de Madrid, y va a visitar centros de la Red de Escuelas de Amnistía Internacional, a la que pertenece el Juan de Herrera. 

      Por eso llevamos días hablando de la pena de muerte, a partir del informe de Amnistía sobre las aplicadas en 2015: 1634 conocidas, además de las de China, que las esconde como secreto de estado. El mayor número de ejecuciones desde 1989. Y cerca de 20.300 personas más esperando su ejecución, muchos de ellos, como Shujaa, durante años. 
      
      ¿Qué sentirá una persona que no sabe cuándo, pero sí que lo van a matar? ¿Qué sufrimiento experimentará su familia? ¿Qué pensarán todos aquellos encargados de ejecutar la muerte, de vigilarlo, de acompañarlo en esa agonía?

      El Grupo decidió ver ayer la película "Pena de muerte", de Tim Robbins, y pudo ponerse en el lugar de unos y otros: nos quedamos sin respiración. Y luego hemos sabido que la figura de esa religiosa que sufre con el acusado, la hermana Helen Prejean, es un personaje real, precisamente fundadora de la ONG de Shujaa, que escribió en el libro "Dead man walking" su vivencia con un condenado a la última pena y dio pie a la filmación de esta oscarizada película. 

      Sobrecoge la película, tan real, pero más cuando conocemos que esta medida extrema es legal en ciento seis países, medio mundo. Que veinticinco de ellos la están aplicando, y que tres encabezan el ránking con un 89% de las ejecuciones: Arabia Saudí, Irán y Pakistán. Y que el siguiente país en la lista es el de las libertades, Estados Unidos, con veintiocho muertes el año pasado, la mayoría en tres estados: Texas, Missouri y Georgia. Y que han reanudado ejecuciones otros seis: Bangladesh, Chad, India, Indonesia, Omán y Sudán del Sur. Estremecen esos datos: un aumento de 54% respecto al año anterior, que son 573 personas más matadas, asesinadas por sus gobiernos.

       Y con esas cifras en la cabeza, nuestra conversación vuelve una y otra vez a Shujaa: es una ocasión inédita tratar de este tema con un exonerado, uno de los ciento sesenta que son los únicos que se han salvado de ese terrible fin en Estados Unidos. ¿Cómo será Shujaa? Acompañado de su esposa, Phyllis Prentice, a quien conoció como enfermera de su prisión, nos lo traerá desde Madrid a San Lorenzo, Viki, de Amnistía, que nos contará cómo ha ido la charla matutina en su antiguo instituto, el "Herrera Oria". 

      ¿Entenderemos lo que va a decirnos? En estos años hemos tenido a personas extraordinarias en el Instituto, pero siempre castellanoparlantes, mientras que Shujaa no habla español, así que el Departamento de Inglés se ha puesto a la tarea de buscarnos intérpretes, de traducir los textos, de poner en clase vídeos en los que Shujaa aparece hablando. Ante nuestra preocupación de si el mensaje llegará, unos y otros intentan tranquilizarnos con la idea de que el lenguaje de la 'humanidad' es universal.

      Hemos invitado al acto a todo aquel que lo desee. ¿Cuánta gente vendrá? Nos anima que, en estos primeros días de curso gran parte de nuestro alumnado nos ha dicho que admiran a gente noble y que les gusta ayudar a quien lo pasa mal, y que en su futuro esperan  hacer algo que mejore el mundo. 

      Así es; no hay más que ver el Grupo de Amnistía, que tan excelentes personas ha tenido desde su inicio, y que sigue creciendo con chicos y chicas ansiosos de ponerse a hacer algo ya, a sus escasos años, a reunirse cada viernes a las dos y cuarto para hablar de Derechos Humanos, de encarcelados por defender la democracia, de refugiados que sufren en su asfixiante travesía hacia esta Europa inconmovible, de desplazados de sus ciudades que no tienen lo mínimo para pasar el invierno, de 'intocables' que son tratados con dignidad por gente buena y valiente; de menores soldado y de otros esclavizados en las minas para que podamos tener en nuestras manos móviles de última generación; de medio ambiente en un planeta que se pudre. 

      Cada viernes estos chicos y chicas, estos profesores del Grupo  afianzan nuestra fe en el lema de Amnistía: "El mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo."  

      Difundiremos por el instituto este TEXTO DE LA SEMANA, que nos ha recomendado el profesor de Ética de Nocturno, extraído precisamente de una antología de Amnistía Internacional de Cataluña sobre Derechos Humanos: un fragmento  Roberto Bobbio, que escribió sobre este tema, a la vez que otros autores y cuyos escritos recogió en 2001 la Editorial Península: 

NO MATARÁS. POR QUÉ ES NECESARIO ABOLIR LA PENA DE MUERTE

La condena a muerte tras un procedimiento, ya no es un homicidio en legítima defensa, sino un homicidio legal, legalizado, perpetrado a sangre fría, premeditado. Un homicidio que exige ejecutores, es decir personas autorizadas para matar. No por casualidad el ejecutor de la pena de muerte, aunque autorizado a matar, está siempre considerado como un personaje infame. (...)
El Estado no puede ponerse al mismo nivel que el individuo aislado. El individuo aislado actúa por rabia, por pasión, por interés, por defensa. El Estado contesta de manera meditada, reflexivamente. Él también tiene el deber de defenderse. Pero es demasiado más fuerte que el individuo aislado como para necesitar eliminar su vida en defensa propia.
El Estado tiene el privilegio y el beneficio del monopolio de la fuerza. Ha de sentir toda la responsabilidad de ese privilegio y de ese beneficio. Comprendo perfectamente que se trata de un razonamiento abstracto, que se pude tachar de moralismo ingenuo, de sermón inútil. Pero intentamos dar una razón a nuestra repugnancia ante la pena de muerte. Y la razón es sólo una: el mandamiento de no matarás.
Yo no veo otra. Fuera de esta razón última, todos los demás argumentos valen poco o nada, pueden ser refutados con otros argumentos que tienen, más o menos, la misma fuerza de persuasión. (...) Creemos firmemente que la total desaparición de la pena de muerte del teatro de la historia está destinada a representar una señal indiscutible del progreso civil. Expresó muy bien este concepto John Stuart Mill: "La historia íntegra del progreso humano ha sido una serie de transiciones a través de las cuales una costumbre o una institución han pasado, una tras otra, de ser supuestamente necesarias para la existencia social al rango de injusticias universalmente condenadas".
Estoy convencido de que es también este el destino de la pena de muerte. Si me preguntáis cuándo se cumplirá ese destino, os contesto que no lo sé. Tan solo sé que el cumplimiento de dicho destino será una señal indiscutible de progreso moral.


PARA CONSEGUIR INVITACIONES AL ESTRENO DE "THE RESURRECTION CLUB".

sábado, 1 de octubre de 2016

Las bibliotecas escolares, las grandes olvidadas de la LOMCE.

      
http://bibliolibrebibliotecaescolar.blogspot.com.es/2015/03/
nueva-experiencia-en-la-biblioteca.html
  




Evocan nuestros admirados compañeros de "Yo estudié en la pública" en una entrada en su facebook las palabras que María Moliner escribiera hace ochenta años a los bibliotecarios rurales, porque bien pueden aplicarse, además de a los rurales, a los "escolares":
   
   "Estas Instrucciones van especialmente dirigidas a ayudar en su tarea a los bibliotecarios provistos de poca experiencia y que tienen a su cargo bibliotecas pequeñas y recientes. Porque, si el éxito de una biblioteca depende en grandísima parte del bibliotecario, esto es tanto más verdad cuanto más corta es la historia o tradición de ese establecimiento. En una biblioteca de larga historia, el público ya experimentado, lejos de necesitar estímulos para leer, tiene sus exigencias, y el bibliotecario puede limitarse a satisfacerlas cumpliendo su obligación de una manera casi automática. Pero el encargado de una biblioteca que comienza a vivir ha de hacer una labor mucho más personal, poniendo su alma en ella. No será esto posible sin entusiasmo, y el entusiasmo no nace sino de la fe. El bibliotecario, para poner entusiasmo en su tarea, necesita creer en estas dos cosas: en la capacidad de mejoramiento espiritual de la gente a quien va a servir, y en la eficacia de su propia misión para contribuir a este mejoramiento.
   No será buen bibliotecario el individuo que recibe invariablemente al forastero con palabras que tenemos grabadas en el cerebro, a fuerza de oírlas, los que con una misión cultural hemos visitado pueblos españoles: «Mire usted: en este pueblo son muy cerriles: usted hábleles de ir al baile, al fútbol o al cine, pero… ¡A la biblioteca…!».
   No, amigos bibliotecarios, no. En vuestro pueblo la gente no es más cerril que en otros pueblos de España ni que en otros pueblos del mundo. Probad a hablarles de cultura y veréis cómo sus ojos se abren y sus cabezas se mueven en un gesto de asentimiento, y cómo invariablemente responden: ¡Eso, eso es lo que nos hace falta: cultura! Ellos presienten, en efecto, que es cultura lo que necesitan, que sin ella no hay posibilidad de liberación efectiva, que sólo ella ha de dotarles de impulso suficiente para incorporarse a la marcha fatal del progreso humano sin riesgo de ser revolcados: sienten también que la cultura que a ellos les está negada es un privilegio más que confiere a ciertas gentes sin ninguna superioridad intrínseca sobre ellos, a veces con un valor moral nulo, una superioridad efectiva en estimación de la sociedad, en posición económica, etcétera. Y se revuelven contra esto que vagamente comprenden pidiendo, cultura, cultura… Pero, claro, si se les pregunta qué es concretamente lo que quieren decir con eso, no saben explicarlo. Y no saben tampoco que el camino de la cultura es áspero, sobre todo cuando para emprenderlo hay que romper con una tradición de abandono conservada por generaciones y generaciones.
   Tú, bibliotecario, sí debes saberlo, y debes comprenderles y disculparles y ayudarles. No es extraño que una biblioteca recibida con gran entusiasmo quede al poco tiempo abandonada si se la confía a su propia suerte: no es extraño que el libro cogido con propósito de leerlo se caiga al poco rato de las manos y el lector lo abandone para ir a distraerse con la película a cuya trama su inteligencia se abandona sin esfuerzo. Todo esto ocurre; pero no ocurre sólo en tu pueblo, ni lo hacen sólo tus convecinos; ocurre en todas partes, y ahí radica precisamente tu misión: en conocer los recursos de tu biblioteca y las cualidades de tus lectores de modo que aciertes a poner en sus manos el libro cuya lectura les absorba hasta el punto de hacerles olvidarse de acudir a otra distracción.
   La segunda cosa que necesita creer el bibliotecario es en la eficacia de su propia misión. Para valorarla, pensad tan sólo en lo que sería nuestra España si en todas las ciudades, en todos los pueblos, en las aldeas más humildes, hombres y mujeres dedicasen los ratos no ocupados por sus tareas vitales a leer, a asomarse al mundo material y al mundo inmenso del espíritu por esas ventanas maravillosas que son los libros. ¡Tantas son las consecuencias que se adivinan si una tal situación llegase a ser realidad, que no es posible ni empezar a enunciarlas…!
   Pues bien: esta es la tarea que se ha impuesto y que está llevando a cabo el Ministerio de Instrucción Pública por medio de su Sección de Bibliotecas y en la que vosotros tenéis una parte esencialísima que realizar."

   Efectivamente, mutatis mutandis, podría titularse "A los bibliotecarios escolares" el texto de la sabia María Moliner, a quien habíamos dedicado otro artículo en este blog. Al leerlo, nos parece que retrata lo que estamos viviendo día a día en nuestros Centros: el desprecio hacia el alumnado, pensando que nunca van a leer, que no les interesa nada salvo el móvil, el whatsapp, las redes... que para qué perder el tiempo acercándolos a la biblioteca. 
   Si quienes tenemos la responsabilidad de acercarles a la lectura, profesorado y autoridades, tenemos ese pensamiento, seguro que jamás conseguiremos que ellos, ellas, mejoren. Es la fe en la posibilidad de que todo estudiante que se acerque a la biblioteca va a encontrar un ejemplar que le atraiga, un tema que le interese, la que conseguirá que nuestros alumnos comiencen a leer, que se enganchen incluso, cuando den con esa lectura que los está esperando; que, a raíz de ello, les vaya siendo menos gravoso leer sus apuntes, buscar información, entenderla, hacerla suya y transmitirla. Disfrutar con el estudio.  
  Nosotros sí tenemos esa fe, y a pesar de las autoridades académicas, que siguen sin preocuparse de los proyectos de Biblioteca, de los planes lectores, en la nuestra empezamos un nuevo curso con el mismo entusiasmo con que emprendimos esta maravillosa aventura en 2002, hace ya catorce años, 
   Y el entusiasmo se contagia: a profesores, que se apuntan al equipo de Biblioteca un año más o por primera vez, nada más salir del Claustro en que se les habló de ello; a alumnos y alumnas de Primero, que acuden cada recreo a echar una mano con todo su empuje, y que ya enseñan a otros nuevos y a profesores, cómo se hace el préstamo, cómo se marca un libro con su tejuelo, dónde encontrar un título. 
   Y visitan la Biblioteca también los de FP Básica, discriminados tantas veces de las tareas académicas, y escuchan respetuosos la explicación y curiosean por las secciones, y uno nos cuenta que ya ha leído varios libros de Ruiz Zafón, y que quiere más. 
   Y aparece un alumno que pensábamos que ya no íbamos a ver, porque solicitó un ciclo de Formación Profesional, pero, como tantos otros, no tiene plaza. Y, nada más matricularse, vuelve a la Biblioteca, ya con su plan: este año, los clásicos, empezando por la "Historia de la literatura griega", de Lesky. Un día publicaremos la lista de lecturas de este muchacho y se admirará el mundo que tanto desprecia a los jóvenes y su falta de anhelos. 
  Y aparece luego un exalumno, ya estudiante universitario de último año, pidiendo libro sobre finanzas, y también encuentra un par de libros que le sirven. Y otra querida exalumna nos lanza un SOS, para que le prestemos libros que le han marcado en la facultad. 
  Y un profesor nuevo y la de Guardia de Biblioteca se extasían al ver a un grupo de los movidos de Primero, que entra en silencio, elige cada uno su libro, y pasan la hora embebidos en su lectura. Y en la última hora del viernes, no damos abasto buscando lo que interesa a cada uno: de mitología, ¡de satanismo!, de animales, de deportes, cómics...
   Y...¡cómo no tener fe cuando vemos lo que vemos!
  Pero, mientras tanto, la LOMCE, sus reválidas, sus despropósitos...
  P.D: Sirva este artículo de homenaje a tantos bibliotecarios escolares entregados, y, estos días, en especial, para David y Agustina, los magos de Bibliolibre