miércoles, 27 de mayo de 2020

Buenas noticias para los Derechos Humanos.



      
   El Grupo Local de Amnistía Internacional de Villalba nos ha informado de los resultados globales de la campaña Escribe por los Derechos del 10 de diciembre de 2019, Día de los Derechos Humanos: ¡Más de 6 millones y medio de acciones en el mundo por los casos propuestos! 

  Nuestro Grupo Escolar del IES Juan de Herrera se sumó a esa campaña. Por turnos, activistas del alumnado pasaron sus recreos recogiendo firmas en la entrada del Centro, revestidos con sus chalecos amarillos. 
   Previamente, habían informado por parejas en todas y cada una de las clases, como cada año, no solo de los casos de esta campaña, sino de la forma de trabajo de Amnistía Internacional y de las actividades que sacamos adelante a lo largo del curso: debates, formación, conferencias, charlas-coloquio, ayudas solidarias,  exposiciones, cinefórum, encuentros con otros Grupos Escolares de Red de Escuelas, visitas a otros centros, a la radio...
   De este modo, una vez recibida la información, toda la Comunidad Educativa participa del mismo espíritu de defensa de los Derechos Humanos, y no es de extrañar que se acerquen a la mesa amarilla y estampen su firma, en hojas diferenciadas para personas adultas o menores, reivindicando justicia o manifestando apoyo a causas de diversa índole. 
   
   La Red de Escuelas nos había presentado tres casos que nos habían conmovido:    

   Yasaman Aryani, una joven de veinticuatro años de Irán, había sido condenada a dieciséis años de prisión por repartir flores a mujeres en el metro el 8 de marzo de 2019, acompañada de su madre, Monireh Arabshahi. Animaban a todas a quitarse el pañuelo que se ven obligadas a llevar. En una grabación, se oye a Yasaman decirles: "Ojalá un día podamos caminar juntas tú con el hijab y yo sin él".
   Nuestro Grupo Escolar consiguió 303 firmas en su defensa, que se sumaron al millón de acciones emprendidas en países de todo el mundo. Esta impresionante movilización internacional logró uno de los objetivos: el traslado de ambas a la prisión de Evin. Y no se ha logrado el objetivo principal, que era su liberación, pero el 5 de febrero de 2020, Amnistía Internacional supo que se habían reducido sus penas de prisión a nueve años y siete meses y a cinco años y seis meses respectivamente. La campaña de firmas por Yasaman continúa


  Sarah Mardini y Seán Binder, jóvenes voluntarios cualificados de salvamento en Lesbos, Grecia, criminalizados por ayudar a personas refugiadas en riesgo de ahogarse en el mar, pueden ser condenados a hasta 25 años de cárcel por cargos de “tráfico de personas”. Ya pasaron más de 100 días en prisión antes de quedar en libertad bajo fianza en diciembre de 2018.
    A lo largo del mundo se realizaron 700.000 acciones, entre las que se cuentan las 237 firmas conseguidas en nuestro IES, que han ayudado a visibilizar claramente su caso. Sean declaró: “Tener el apoyo de Amnistía durante mi tiempo en prisión, no solo provocó mi liberación anticipada, sino que también me ayudó emocionalmente".

   Para que triunfe la idea de que la solidaridad no es delito, aún se recogen firmas  pidiendo a las autoridades griegas que retiren los cargos contra Sarah y Seán y que reconozcan públicamente la legitimidad del trabajo humanitario por los derechos de las personas refugiadas y migrantes.



   También recogimos 254 firmas para MarinelSumook, activista de 22 años, apoyando su lucha para que el gobierno de Filipinas garantice a las personas de su comunidad condiciones de vida dignas, porque seis años después de la devastación del tifón Yolanda, siguen viviendo en condiciones insalubres y necesitan comida, agua, casa, electricidad y aseos. 
   Amnistía Internacional consiguió más de 500.000 firmas en todo el mundo, tras su participación en actividades con AI España, AI Italia y AI Japón, a lo que ella escribió: “Escribe por los Derechos hizo una gran diferencia en la forma en que veo mi activismo.”



  En definitiva, el impacto de esta campaña ha sido muy positivo un año más, y difundimos la felicitación de Amnistía Internacional: 
¡Enhorabuena a todos/as vosotros/as, que la hicisteis posible!
   La web de nuestro Instituto, recoge esta felicitación, y también nuestras redes: Instagram y Facebook.

martes, 31 de marzo de 2020

Una epidemia. Boccaccio


https://www.italiaatavola.net/images/contenutiarticoli/boccaccio.jpg
En estos graves días de cuarentena por el coronavirus, se nos viene a la mente la funesta peste que narró Boccaccio, durante la que siete mujeres y tres hombres se encerraron durante diez días en una villa alejada de la ciudad y pasaron su confinamiento narrando historias. 
Es en la primera jornada donde el autor describe la epidemia que ocasionó la muerte de decenas de miles de personas en la ciudad de Florencia. 
Su lectura revela cuán poco ha cambiado el ser humano en su indefensión ante tamaño mal, y también el impresionante paralelismo de ambas epidemias, aquella de peste bubónica, esta de COVID-19, separadas por casi setecientos años. 
Nos queda como moraleja el sentimiento de empatía que Boccaccio expresa en el proemio de la obra: "Humana cosa es tener compasión de los afligidos, y aunque a todos conviene sentirla, más propio es que la sientan aquellos que ya han tenido menester de consuelo y lo han encontrado en otros (…)"
Hemos utilizado en esta entrada la traducción de Pilar Gomez Bedate, solo modificada en dos aspectos: la no acentuación de los pronombres demostrativos (este, esta, aquel, aquella y sus plurales), según la norma ortográfica actual, y la separación en párrafos mediante punto y aparte que no presenta la citada traducción, pero nos parece conveniente para facilitar la lectura. Además hemos suprimido párrafos, lo que se señala con signos suspensivos entre paréntesis.

GIOVANNI BOCCACCIO, El Decamerón. Ed. Orbis, 1982.

PRIMERA JORNADA
(…) la presente obra tendrá a vuestro juicio un principio penoso y triste, tal como es el doloroso recuerdo de aquella pestífera mortandad pasada, universalmente funesta y digna de llanto para todos aquellos que la vivieron o de otro modo supieron de ella, con el que comienza. Pero no quiero que por ello os asuste seguir leyendo como si entre suspiros y lágrimas debieseis pasar la lectura. Este horroroso comienzo os sea no otra cosa que a los caminantes una montaña áspera y empinada después de la cual se halla escondida una llanura hermosísima y deleitosa que les es más placentera cuanto mayor ha sido la dureza de la subida y la bajada. Y así como el final de la alegría suele ser el dolor, así las miserias se terminan con el gozo que las sigue. (…)
(Era el año) “mil trescientos cuarenta y ocho cuando a la egregia ciudad de Florencia, nobilísima entre todas las otras ciudades de Italia, llegó la mortífera peste -que o por obra de los cuerpos superiores o por nuestras acciones inicuas fue enviada sobre los mortales por la justa ira de Dios para nuestra corrección- que había comenzado algunos años antes en las partes orientales privándolas de gran cantidad de vivientes, y, continuándose sin descanso de un lugar en otro, se había extendido miserablemente a Occidente.
Y no valiendo contra ella ningún saber ni providencia humana (como la limpieza de la ciudad de muchas inmundicias ordenada por los encargados de ello y la prohibición de entrar en ella a todos los enfermos y los muchos consejos dados para conservar la salubridad) ni valiendo tampoco las humildes súplicas dirigidas a Dios por las personas devotas no una vez sino muchas ordenadas en procesiones o de otras maneras, casi al principio de la primavera del año antes dicho empezó horriblemente y en asombrosa manera a mostrar sus dolorosos efectos. (…)
Y para curar tal enfermedad no parecía que valiese ni aprovechase consejo de médico o virtud de medicina alguna; así, o porque la naturaleza del mal no lo sufriese o porque la ignorancia de quienes lo medicaban (de los cuales, más allá de los entendidos había proliferado grandísimamente el número tanto de hombres como de mujeres que nunca habían tenido ningún conocimiento de medicina) no supiese por qué era movido y por consiguiente no tomase el debido remedio, no solamente eran pocos los que curaban sino que casi todos antes del tercer día de la aparición de las señales antes dichas, quién antes, quién después, y la mayoría sin alguna fiebre u otro accidente, morían.
Y esta pestilencia tuvo mayor fuerza porque de los que estaban enfermos de ella se abalanzaba sobre los sanos con quienes se comunicaban, no de otro modo que como hace el fuego sobre las cosas secas y engrasadas cuando se le avecinan mucho.
Y más allá llegó el mal: que no solamente el hablar y el tratar con los enfermos daba a los sanos enfermedad o motivo de muerte común, sino también el tocar los paños o cualquier otra cosa que hubiera sido tocada o usada por aquellos enfermos, que parecía llevar consigo aquella tal enfermedad hasta el que tocaba. (…)
Digo que de tanta virulencia era la calidad de la pestilencia narrada que no solamente pasaba del hombre al hombre, sino lo que es mucho más (e hizo visiblemente otras muchas veces): que las cosas que habían sido del hombre enfermo, o muerto de tal enfermedad, si eran tocadas por otro animal de distinta especie que el hombre, no solamente lo contaminaban con la enfermedad sino que en brevísimo espacio lo mataban.
(…) De tales cosas, y de bastantes más semejantes a estas y mayores, nacieron miedos diversos e imaginaciones en los que quedaban vivos y casi todos se inclinaban a un remedio muy cruel como era esquivar y huir a los enfermos y a sus cosas; y, haciéndolo, cada uno creía que conseguía la salud para sí mismo.
Y había algunos que pensaban que vivir moderadamente y guardarse de todo lo superfluo debía ofrecer gran resistencia al dicho accidente y, reunida su compañía, vivían separados de todos los demás recogiéndose y encerrándose en aquellas casas donde no hubiera ningún enfermo y pudiera vivirse mejor, usando con gran templanza de comidas delicadísimas y de óptimos vinos y huyendo de todo exceso, sin dejarse hablar de ninguno ni querer oír noticia de fuera, ni de muertos ni de enfermos, con el tañer de instrumentos y con los placeres que podían tener se entretenían.
Otros, inclinados a la opinión contraria, afirmaban que la medicina certísima para tanto mal era el beber mucho y el gozar y andar cantando de paseo y divirtiéndose y satisfacer el apetito con todo aquello que se pudiese, y reírse y burlarse de todo lo que sucediese; y tal como lo decían lo ponían en obra como podían yendo de día y de noche ora a esta taberna ora a la otra, bebiendo inmoderadamente y sin medida y mucho más haciendo en los demás casos solamente las cosas que entendían que les servían de gusto o placer.
Todo lo cual podían hacer fácilmente porque todo el mundo, como quien no va a seguir viviendo, había abandonado sus cosas tanto como a sí mismo, por lo que las más de las casas se habían hecho comunes y así las usaba el extraño, si se le ocurría, como las habría usado el propio dueño. Y con todo este comportamiento de fieras, huían de los enfermos cuanto podían.
Y en tan grande aflicción y miseria de nuestra ciudad, estaba la reverenda autoridad de las leyes, de las divinas como de las humanas, toda caída y deshecha por sus ministros y ejecutores que, como los otros hombres, estaban enfermos o muertos o se habían quedado tan carentes de servidores que no podían hacer oficio alguno; por lo cual le era lícito a todo el mundo hacer lo que le pluguiese.
Muchos otros observaban, entre las dos dichas más arriba, una vía intermedia: ni restringiéndose en las viandas como los primeros ni alargándose en el beber y en los otros libertinajes tanto como los segundos, sino suficientemente, según su apetito, usando de las cosas y sin encerrarse, saliendo a pasear llevando en las manos flores, hierbas odoríferas o diversas clases de especias, que se llevaban a la nariz con frecuencia por estimar que era óptima cosa confortar el cerebro con tales olores contra el aire impregnado todo del hedor de los cuerpos muertos y cargado y hediondo por la enfermedad y las medicinas.
Algunos eran de sentimientos más crueles (como si por ventura fuese más seguro) diciendo que ninguna medicina era mejor ni tan buena contra la peste que huir de ella; y movidos por este argumento, no cuidando de nada sino de sí mismos, muchos hombres y mujeres abandonaron la propia ciudad, las propias casas, sus posesiones y sus parientes y sus cosas, y buscaron las ajenas, o al menos el campo, como si la ira de Dios no fuese a seguirles para castigar la iniquidad de los hombres con aquella peste y solamente fuese a oprimir a aquellos que se encontrasen dentro de los muros de su ciudad como avisando de que ninguna persona debía quedar en ella y ser llegada su última hora. Y aunque estos que opinaban de diversas maneras no murieron todos, no por ello todos se salvaban, sino que, enfermándose muchos en cada una de ellas y en distintos lugares (habiendo dado ellos mismos ejemplo cuando estaban sanos a los que sanos quedaban) abandonados por todos, languidecían ahora.
Y no digamos ya que un ciudadano esquivase al otro y que casi ningún vecino tuviese cuidado del otro, y que los parientes raras veces o nunca se visitasen, y de lejos: con tanto espanto había entrado esta tribulación en el pecho de los hombres y de las mujeres, que un hermano abandonaba al otro y el tío al sobrino y la hermana al hermano, y muchas veces la mujer a su marido, y lo que mayor cosa es y casi increíble, los padres y las madres a los hijos, como si no fuesen suyos, evitaban visitar y atender.
Por lo que a quienes enfermaban, que eran una multitud inestimable, tanto hombres como mujeres, ningún otro auxilio les quedaba que o la caridad de los amigos, de los que había pocos, o la avaricia de los criados que por gruesos salarios y abusivos contratos servían, aunque con todo ello no se encontrasen muchos y los que se encontraban fuesen hombres y mujeres de tosco ingenio, y además no acostumbrados a tal servicio, que casi no servían para otra cosa que para llevar a los enfermos algunas cosas que pidiesen o mirarlos cuando morían; y sirviendo en tal servicio, se perdían ellos muchas veces con lo ganado.
Y de este ser abandonados los enfermos por los vecinos, los parientes y los amigos, y de haber escasez de sirvientes se siguió una costumbre no oída antes: que a ninguna mujer por bella o gallarda o noble que fuese, si enfermaba, le importaba tener a su servicio a un hombre, como fuese, joven o no, ni mostrarle sin ninguna vergüenza todas las partes de su cuerpo no de otra manera que hubiese hecho a otra mujer, si se lo pedía la necesidad de su enfermedad; lo que en aquellas que se curaron fue razón de honestidad menor en el tiempo que sucedió.
Y además, se siguió de ello la muerte de muchos que, por ventura, si hubieran sido ayudados se habrían salvado; de los que, entre el defecto de los necesarios servicios que los enfermos no podían tener y por la fuerza de la peste, era tanta en la ciudad la multitud de los que de día y de noche morían, que causaba estupor oírlo decir, cuanto más mirarlo.
Por lo cual, casi por necesidad, cosas contrarias a las primeras costumbres de los ciudadanos nacieron entre quienes quedaban vivos.
Era costumbre, así como ahora vemos hacer, que las mujeres parientes y vecinas se reuniesen en la casa del muerto, y allí, con aquellas que más le tocaban, lloraban; y por otra parte delante de la casa del muerto con sus parientes se reunían sus vecinos y muchos otros ciudadanos, y según la calidad del muerto allí venía el clero, y él en hombros de sus iguales, con funeral pompa de cera y cantos, a la iglesia elegida por él antes de la muerte era llevado. Las cuales cosas, luego que empezó a subir la ferocidad de la peste, o en todo o en su mayor parte cesaron casi y otras nuevas sobrevivieron en su lugar. Por lo que no solamente sin tener muchas mujeres alrededor se morían las gentes sino que eran muchos los que de esta vida pasaban a la otra sin testigos; y poquísimos eran aquellos a quienes los piadosos llantos y las amargas lágrimas de sus parientes fuesen concedidas, sino que en lugar de ellas eran por los más acostumbradas las risas y las agudezas y el festejar en compañía; la cual costumbre las mujeres, en gran parte pospuesta la femenina piedad a su salud, habían aprendido óptimamente.
Y eran raros aquellos cuerpos que fuesen por más de diez o doce de sus vecinos acompañados a la iglesia; a los cuales no llevaban sobre los hombros los honrados y amados ciudadanos, sino una especie de sepultureros salidos de la gente baja que se hacían llamar faquines y hacían este servicio a sueldo poniéndose debajo del ataúd y, llevándolo con presurosos pasos, no a aquella iglesia que hubiese antes de la muerte dispuesto sino a la más cercana la mayoría de las veces lo llevaban, detrás de cuatro o seis clérigos con pocas luces y a veces sin ninguna; los que, con la ayuda de los dichos faquines, sin cansarse en un oficio demasiado largo o solemne, en cualquier sepultura desocupada encontrada primero lo metían.
De la gente baja, y tal vez también de la mediana, el espectáculo estaba lleno de mucha mayor miseria, porque estos, o por la esperanza o la pobreza retenidos la mayoría en sus casas, quedándose en sus barrios, enfermaban a millares por día, y no siendo ni servidos ni ayudados por nadie, sin redención alguna morían todos.
Y bastantes acababan en la vía pública, de día o de noche; y muchos, si morían en sus casas, antes con el hedor corrompido de sus cuerpos que de otra manera, hacían sentir a los vecinos que estaban muertos; y entre estos y los otros que por toda parte morían, una muchedumbre.
Era sobre todo observada una costumbre por los vecinos, movidos no menos por el temor de que la corrupción de los muertos no los ofendiese que por el amor que tuvieran a los finados. Ellos, o por sí mismos o con ayuda de algunos acarreadores cuando podían tenerla, sacaban de sus casas los cuerpos de los ya finados y los ponían delante de sus puertas (donde, especialmente por la mañana, hubiera podido ver un sinnúmero de ellos quien se hubiese paseado por allí) y allí hacían venir los ataúdes, y hubo tales a quienes por defecto de ellos pusieron sobre alguna tabla. Tampoco fue un solo ataúd el que se llevó juntas a dos o tres personas; ni sucedió una vez sola sino que se habrían podido contar bastantes de los que la mujer y el marido, los dos o tres hermanos, o el padre y el hijo, o así sucesivamente, contuvieron.
Y muchas veces sucedió que, andando dos curas con una cruz a por alguno, se pusieron tres o cuatro ataúdes, llevados por acarreadores, detrás de ella; y donde los curas creían tener un muerto para sepultar, tenían seis u ocho, y tal vez más. Tampoco eran estos con lágrimas o luces o compañía honrados, sino que la cosa había llegado a tanto que no de otra manera se cuidaba de los hombres que morían que se cuidaría ahora de las cabras; por lo que apareció asaz manifiestamente que aquello que el curso normal de las cosas no había podido con sus pequeños y raros daños mostrar a los sabios que se debía soportar con paciencia, lo hacía la grandeza de los males aún con los simples, desaprensivos y despreocupados.
A la gran multitud de muertos mostrada que a todas las iglesias, todos los días y casi todas las horas era conducida no bastando la tierra sagrada a las sepulturas (y máxime queriendo dar a cada uno un lugar propio según la antigua costumbre), se hacían por los cementerios de las iglesias, después que todas las partes estaban llenas, fosas grandísimas en las que se ponían a centenares los que llegaban, y en aquellas estibas, como se ponen las mercancías en las naves en capas apretadas, con poca tierra se recubrían hasta que se llegaba a ras de suelo.
Y por no ir buscando por la ciudad todos los detalles de nuestras pasadas miserias en ella sucedidas, digo que con un tiempo tan enemigo que corrió esta, no por ello se ahorró algo al campo circundante; en el cual, dejando los burgos, que eran semejantes, en su pequeñez, a la ciudad, por las aldeas esparcidas por él y los campos, los labradores míseros y pobres y sus familias, sin trabajo de médico ni ayuda de servidores, por las calles y por los collados y por las casas, de día o de noche indiferentemente, no como hombres sino como bestias morían.
Por lo cual, estos, disolutas sus costumbres como las de los ciudadanos, no se ocupaban de ninguna de sus cosas o haciendas; y todos, como si esperasen ver venir la muerte en el mismo día, se esforzaban con todo su ingenio no en ayudar a los futuros frutos de los animales y de la tierra y de sus pasados trabajos, sino en consumir los que tenían a mano. Por lo que los bueyes, los asnos, las ovejas, las cabras, los cerdos, los pollos y hasta los mismos perros fidelísimos al hombre, sucedió que fueron expulsados de las propias casas y por los campos, donde las cosechas estaban abandonadas, sin ser no ya recogidas sino ni siquiera segadas, iban como más les placía; y muchos, como racionales, después que habían pastado bien durante el día, por la noche se volvían saciados a sus casas sin ninguna guía de pastor.
¿Qué más puede decirse, dejando el campo y volviendo a la ciudad, sino que tanta y tal fue la crueldad del cielo, y tal vez en parte la de los hombres, que entre la fuerza de la pestífera enfermedad y por ser muchos enfermos mal servidos o abandonados en su necesidad por el miedo que tenían los sanos, a más de cien mil criaturas humanas, entre marzo y el julio siguiente, se tiene por cierto que dentro de los muros de Florencia les fue arrebatada la vida, que tal vez antes del accidente mortífero no se habría estimado haber dentro tantas?
¡Oh cuántos grandes palacios, cuántas bellas casas, cuántas nobles moradas llenas por dentro de gentes, de señores y de damas, quedaron vacías hasta del menor infante!
¡Oh cuántos memorables linajes, cuántas amplísimas herencias, cuántas famosas riquezas se vieron quedar sin sucesor legítimo!
¡Cuántos valerosos hombres, cuántas hermosas mujeres, cuántos jóvenes gallardos a quienes no otros que Galeno, Hipócrates o Esculapio hubiesen juzgado sanísimos, desayunaron con sus parientes, compañeros y amigos, y llegada la tarde, cenaron con sus antepasados en el otro mundo!

PARA SABER MÁS: 

-  La peste negra y el error del 'Decamerón'. ¿Es buena idea irse al pueblo en una epidemia?



miércoles, 15 de mayo de 2019

Maravillosa Ida Vitale


Resultado de imagen de ida vitale universidad complutense
https://www.ucm.es/filologia-actividades/encuentro-con-ida-vitale

"Maravillosa Ida Vitale"
      Ana había puesto en su estado de whatsapp ese comentario a una foto del encuentro  con Ida Vitale en la Complutense.

      Con sana envidia, la felicitamos por haber tenido la oportunidad de oír a esta autora en directo, y nos explicó que su única tristeza era la de que había debido resignarse a que no le firmara un libro, después de que la hubiera emocionado extraordinariamente, tanto por su personalidad como por su manera de hablar. 

      Aprovechando la oportunidad, invitamos a Ana a que escribiera sobre ello para el blog de nuestra querida Biblioteca, y, al cabo de unos días, nos envió su crónica admirada. Esta es: 


      Hace unos días tuve la gran oportunidad de asistir a la visita de Ida Vitale, Premio Cervantes 2018, al Paraninfo de mi facultad, dentro de la Semana de las Letras que celebra la Universidad Complutense.
 
      La recién premiada escritora tiene 95 años, pero pese a su avanzada edad, guarda y transmite un espíritu joven, dulce, cercano, inspirador, erudito, lleno de sabiduría y conocimientos, que no solo se aprecia en sus palabras y en su obra, sino también en su vida. 

      Y fue gracias a hablar de su trayectoria vital, su relación con la lectura y sus vínculos literarios, la forma de acercarse a las siguientes generaciones, que encandilados y expectantes asistimos a una colección de entretenidas anécdotas vitales: desde su despertar literario, que se dio en la biblioteca de la casa familiar ante la curiosidad que le generaron ciertos títulos en lenguas extranjeras; su infancia, ejemplificada en la duda y el desasosiego producidos ante unos versos de Gabriela Mistral en la escuela; pasando por su juventud y las enseñanzas de su maestro, el madrileño José Bergamín; las relaciones con grandes nombres de la literatura, como Onetti, Juan Ramón Jiménez o Ángel Rama, su primer esposo y uno de los grandes críticos hispanoamericanos del siglo XX y bajo el que no ha quedado eclipsada; continuando con el exilio de su Uruguay y la visión de esto como un hecho positivo, beneficioso para ella y su escritura; la llegada a México culturalmente enriquecido por los españoles del exilio, y finalizando con su vida actual, sosegada, en su Montevideo natal tras pasar tres décadas en Texas. 

      Esto es solo una parte, ya que tantos años dan para muchas horas más, pero lo que más llama la atención de Ida, ya convertida en una de las grandes de nuestras letras, es su humildad, su forma de emocionar al público con su palabra. La impresión que me produjo es seguramente algo que no olvide y que espero contar dentro de muchos años, esa resilencia, la forma de adaptarse a hechos adversos por parte de esta gran mujer escritora. 

      Finalmente, parafraseando muy libremente las palabras de Séneca: "Ójala tu ars sea longa, al igual que tu vita, gran Ida". 
Ana SORIANO CARBALLO
(Ana es antigua alumna del IES Juan de Herrera, 
en cuya biblioteca pasó muchos de sus recreos volcada en ayudar a su funcionamiento). 
¡Gracias, Ana, por tu trabajo minucioso durante tu etapa secundaria, 
y por la crónica de tu encuentro con esta gran mujer!

PARA SABER MÁS SOBRE IDA VITALE:

miércoles, 30 de mayo de 2018

¡VOLAD ALTO Y LEJOS! GRADUACIÓN 2018

     
      Confeti de colores salpican el cartel de la Graduación de este año en el escenario iluminado. 
     Nervios de padres y madres mientras aparcan bajo la lluvia fría, bullicio de familias: una abuela temblorosa mientras baja las escaleras, hermanos mayores que ya han pasado por esto, y pequeños con los ojos bien abiertos, todos abarrotando el salón. Amigos en el palco siguen la ceremonia desde su altura. 
     Sonrisas y nervios de quienes han cursado el último año de Bachillerato, con galas para la ocasión, tan diferentes de las que usan en clase, que parecen otras personas. Y lo son: ya ven la salida al mundo adulto con la incertidumbre que ello conlleva, con la sensación de libertad que tienen desde hace días en medio del agobio de examen tras examen y antes del siguiente.
    El acto se ha preparado con mimo, como siempre, para que así se sientan, estando Bea e Isabel atentas a cada detalle. Carlos, a los mandos tecnológicos. Bea, con la cámara pendiente de cada gesto, que luego colgará en el blog para que revivamos el momento pasando y repasando cada una de sus fotografías.

Discurso de representantes del alumnado 2018
 Los protagonistas hoy, lo recuerda la Directora, son los alumnos. Hoy y durante cada uno de los segundos de su adolescencia con nosotros.
      Nos recordarán la ingente cantidad de horas que han pasado en las aulas del Juan de Herrera, nos advertirán que, si bien han conocido el aforismo latino "Memento mori", ellos prefieren convertirlo en "Acuérdate de vivir". Sienten el orgullo de haber llegado hasta aquí y nos lo dicen con fuerza, la que les da el haberlo logrado con la solidaridad de unos y otras en los buenos y malos momentos. Se acuerdan también de sus familias.

      La primera fila, para el profesorado, que sigue con atención cada una de las palabras que se pronuncian desde el escenario, cada entrega de diploma que les recuerda lo que han vivido en el Instituto con ese alumno, con esa alumna: el conocimiento del primer día, cuando pasó lista por primera vez, las explicaciones, los ejercicios, las correcciones de cuadernos y exámenes, las discusiones, las preguntas, las caras iluminadas cuando por fin entendían aquel concepto complejo, las excursiones, los proyectos del Día del Libro y de la Ciencia, los ratos en la Biblioteca, las mediaciones, las sesiones de Ayudantes para la Convivencia, las del Consejo Escolar, las reuniones de los viernes en Amnistía, los saludos y rápidas conversaciones en el patio y en los pasillos, los abrazos contra el desánimo...

      De repente, un aplauso unánime y espontáneo: ha entrado Ramón y la gente reconoce con ese gesto sus años de Director. 
      Mientras, tres profesoras no dejan de pensar que es su última graduación en el Juan de Herrera: Bea, Trini y Ana, que se llevan su profesionalidad docente a otros Centros. No seamos egoístas. Entendemos sus marchas y les deseamos lo mejor. Lo merecen.

      Toma la palabra Rosa, la profesora de Griego y Latín, y con esa voz maravillosa y ágil, llena el salón de poesía, de sabiduría, de mitología y profundo conocimiento clásico, excelsa enseñanza en el acto que culmina una etapa, que inaugura el paso a la nueva aventura allí fuera, con alusiones a su propio recorrido vital: 

            "Querida comunidad educativa del IES Juan de Herrera, queridos alumnos, graduados, equipo directivo, profesores, madres, padres y demás familiares y amigos: me ha correspondido la tarea de pronunciar el discurso de despedida y voy a enfocarla contándoos algunas historias. Traigo esta tarde cinco relatos que cuentan con un denominador común y cuyo punto de partida son un pequeño ramo de cualidades que os deseo para la vida.
            La primera historia habla de paciencia y de constancia. Se inspira en un mito griego y comienza en el momento en que los dioses, aburridos de su tiempo infinito y circular, deciden encargar a dos hermanos la creación de criaturas con las que llenar los espacios inferiores y entretenerse mirándolos, como se hace con los peces en un acuario. Uno de los hermanos comenzó a fabricar seres vivos que poblaron todo, de un extremo al otro de la tierra. Puso en ellos toda clase de dones: alas, aletas, picos, piel, pelo, escamas, aguijones, garras. Mientras el otro hermano, que era un perfeccionista, se tomaba su tiempo, diseñando cuidadosamente una creación, el primero agotó todos los recursos que le habían proporcionado. Así que tuvo que ingeniárselas de otra manera y terminó construyendo a su criatura de agua y tierra. Su constancia obtuvo premio, porque la criatura era la más destacable de la naturaleza: era bípedo, hermoso, con una cosa que se llamaba logos y que servía a la vez para pensar, para hablar, para hacer cuentas y para comunicarse con los dioses; pero era débil, delicado y su piel fina no le protegía del frío ni de los ataques de las otras criaturas. Los dioses le prestaron atención un poco, al principio, pero luego se olvidaron de él. Pero su creador, que se llamaba Prometeo, terminó apiadándose de ellos: robó unas chispitas del carro del sol y les transmitió el fuego, a escondidas y a costa de la autoridad de los otros, los que habían tenido la idea de crearlo.
            El desafío de la supervivencia fue sólo el primero de los que tuvo que afrontar el ser humano, esa criatura bípeda cuyo logos era lo único que podía suplir su escasez de pelo, de escamas, de alas o de garras. Prometeo llegó a pensar que lo único que había hecho había sido traerse problemas a sí mismo, sobre todo cuando lo encadenaron al Cáucaso por proteger a su criatura imperfecta frente a los designios egoístas de los dioses.

            La segunda historia habla de pasión. Cambiamos un poco de tercio y de los mitos nos vamos a hablar de palabras y de sus significados. O sea, de etimología. Este relato lo protagoniza una persona de diecisiete años, dieciocho, o sea, alguien como vosotros, que también un día dejó el Instituto donde había pasado los que hasta entonces fueron los cuatro años mejores de su vida. Cuatro años es apenas una isla en la vida de un adulto; pero en la de un adolescente, vosotros lo sabéis, es un largo periodo de aprendizaje y descubrimiento. La persona de la que os hablo descubrió nada menos que una vocación durante aquellos años. Esta palabra tiene que ver con el verbo latino voco, llamar; entonces, una vocación es una vocecita que uno oye más o menos por aquí y que le dice, con variantes, camina por ese lado, ve por ahí… Se parece también a una linterna que alumbra el camino de lo que uno ama; es el reverso, por tanto, de la pasión. El caso es que aquella persona de diecisiete años, que estudiaba humanidades por un par de azares del destino, tuvo primero la pasión y luego la vocación. Y la pasión eran las palabras. Nada más y nada menos. Con un acto de soberbia propio del Eurípides más duro, soñó con manejar todas las palabras del mundo. Muy pronto, apareció la verdad de una célebre cita: Ars longa, vita brevis; el significado es más o menos que es probable que el mundo no te dé tiempo a que te lo comas entero. La buena noticia es que sí se le pueden hincar buenos bocados si uno descubre lo que ama y lo atesora como una perla delicada; y no deja que se destiña o se desluzca porque, aunque pasen los años, sigue cuidando de esa pasión y abrillantándola.  

            La tercera historia habla de tradición y continuidad. Recurre otra vez a la historia de Prometeo, aunque lo habíamos dejado aparcado en la primera historia. Olvidemos que estaba encadenado en su Cáucaso particular, en lucha encarnizada por una idea de educación universal; olvidemos incluso que unos cambiantes buitres en forma de leyes educativas le devoraban el hígado durante noches enteras. Luego se le regeneraba, a la mañana siguiente, porque al fin y al cabo tenía su perla, su linterna y, cada día, al menos un par de ojos asombrados al otro lado de una mesa: los de quien acaba de despejar una x, comprender una etimología muy complicada, una asociación sintáctica o la palabra exacta de una traducción.
            Recordemos que Prometeo se había ido a robar el fuego y se lo había dado a los hombres, su amada criatura imperfecta. Y en el fuego les daba no sólo calor para compensar su tremenda falta de pelo, plumas y escamas; no sólo les proporcionaba un modo de defenderse de las alimañas nocturnas o una manera de asar la carne o de cocer el pan. Además, les había entregado la LUZ. Lo que los hombres recibían a espaldas de otros tiránicos dioses era un arma grandiosa, peligrosísima, a veces dolorosa: el conocimiento. El hacerse preguntas. La disconformidad. La capacidad de buscar en medio de lo que antes era una oscuridad omnipresente. El sólo sé que no sé nada.
            Todo eso representa el fuego.
            Y los hombres guardaron la chispita de Prometeo para transmitirla a sus hijos. Y luego a los hijos de sus hijos. Y luego a los nietos, a sus biznietos y a sus tataranietos. Y algunos se llamaron maestros y otros alumnos, aunque a veces los papeles se invertían y también aprendían los más viejos algunas cosas. Y la criatura bípeda aprendió a compensar así su falta de recursos en otros aspectos.    

            De curiosidad habla la cuarta historia de esta tarde. El fuego era peligroso, ya lo hemos dicho, y a veces podía usarse para hacer daño a otros; otras veces causaba daño a quienes lo usaban, aunque tuvieran cuidado. Con el tiempo, hubo personas que aprendieron que quemarse no estaba bien y se fueron ocultando voluntariamente de la acción directa del fuego. Otros fueron reducidos por la fuerza y pasaron varias generaciones, también ocultos. Un buen día, todos coincidieron en una caverna. No era una de esas cuevas húmedas, llenas de murciélagos y arañas venenosas. No, en realidad era bastante cómoda. Sus dueños la habían acondicionado hasta el punto de volverla acogedora: tenía un largo sofá para descansar y una pantalla enorme y lisa sobre la que se proyectaban interesantísimas imágenes. Hombres y mujeres paseando, jóvenes cabalgando musculosas monturas, parejas que se abrazaban y susurraban palabras tiernas, niños que jugaban con peonzas y tabas… A veces, también aparecían personas que se iban a una isla a sobrevivir o se encerraban en una casa a insultarse. No es que manejaran muy bien el logos, pero era entretenido de ver. Tal vez no había nada mejor.
            Pero un buen día, un prisionero, un joven de alma inquieta, vio escaparse una chispa mínima de un fuego oculto. Se paró delante de sus ojos como una luciérnaga anaranjada y estuvo titilando hasta que terminó apagándose. El joven sintió una punzada nostálgica en algún punto del pecho. ¿De dónde vendrá eso? Y llevado por un impulso irrefrenable se levantó y se fue. Descubrió entonces que detrás de ellos, en la entrada a la caverna, había un estrecho pasillo que los separaba de un mundo exterior cuya existencia ni siquiera había sospechado. En el pasillo ardía un fuego que convertía las imágenes de lo de fuera en las sombras de la pantalla. Pero fuera… fuera había un universo entero de figuras de carne, hueso y pasión. Fuera todo era luz, colores, nubes y sol, aromas, sabores y músicas. Las tabas y las peonzas de los niños entrechocaban, entrechocaban los besos de amor de las parejas, resonaban los timbales, resonaban los cascos de los caballos en los caminos.
            El joven inquieto quiso entonces compartir con sus compañeros de caverna todo lo que había visto. No tenía palabras para describirlo, así que lo mejor que podía hacer era lograr que ellos también salieran. Entonces… ¿sabéis cómo acaba esta historia? La cuenta muy bien el filósofo Platón. Los otros presos, lejos de seguirlo, deciden matar al joven inquieto.
            ¿Entonces, defendemos la curiosidad? El mito nos avisa del dolor que a veces conlleva el aprendizaje. Pero yo voy a hacerte una pregunta, a ti que has estado tantos días detrás de una mesa y que ahora miras fijamente, o piensas “a ver si acaba esto ya”. Tú, ¿quién prefieres ser? ¿El encadenado o el que se libera? ¿Quieres la experiencia, la pasión, quieres compartirlo con otros? ¿Quieres que enmendemos la plana a Platón y digamos que, por fortuna, algunos de los encadenados en la cueva se liberaron y salieron y olieron y bailaron al son de la música? No volvieron nunca a estar presos y cada día acrecentaron su libertad y a veces se quemaron con el fuego… pero aprendieron a vivir. 

            Con la quinta historia acabará, por fin, este discurso. Os hablo ahora de un tópico, no un mito, que todo el mundo conoce. Carpe diem. Coge el día. Cógelo como una fruta, sácale brillo, híncale el diente. Que no te engañe su apariencia: la manzana de oro está también para eso. Sé que sabréis hacerlo, porque lo he visto. Sé que amáis, porque a veces el amor, como dice Safo, os golpea como el viento sacude las copas de los árboles monte abajo; a veces también odiamos, o todo a la vez, y uno no entiende muy bien qué pasa, pero el caso es que lo siente y eso le tortura. Quienes comprendéis eso, ya tenéis una idea muy clara de eso de la pasión en lo que vengo insistiendo. Estáis preparados para descubrir en cada uno de los días que seguirán al de hoy una aventura nueva. Vosotros, que hoy os vais, sois parte de una maravillosa cadena de tradición y amor, como lo fuimos cada uno de los profesores que os hemos acompañado durante seis años; todos estos de aquí (que están hechos unos Prometeos). Como lo fui yo misma. Como lo habían sido mis profesores. Y los profesores de mis profesores.
          Y aunque es probable que nosotros vayamos a ser pronto poco más que un recuerdo en vuestras bolsas vitales, también los que os vais nos dejáis algo. De este modo, un día como hoy es pasado y presente a la vez, pero sobre todo futuro: el vuestro. El que empieza ahora. El que os va a llevar a volar.
            Volad alto y lejos."
             (Del blog Cántame, musa)
Rosa García-Gasco rodeada del alumnado de Humanidades.

domingo, 21 de mayo de 2017

El anime. Otro artículo de Alicia Andone Brunete.

domingo, 2 de abril de 2017

CÓMICS EN LA BIBLIOTECA ESCOLAR

   

      El reciente artículo de Alicia sobre manga nos ha animado a hablar también de los cómics de nuestra Biblioteca. 

      El IES Juan de Herrera dispone de una buena sección de este tipo de ejemplares, gracias al experto asesoramiento de Ana, de la tienda Astro City Cómics de Villalba que, por desgracia, cerró hace tiempo. 

      Hasta entonces, la colección se había limitado a los personajes de los gloriosos "tebeos" de nuestra infancia, con los que muchos habíamos accedido a la lectura: Mortadelo y Zipi y Zape... y, junto a ellos, aquellos otros que conocimos más tarde: Tintin y Asterix, incluso en inglés y francés, a pesar de que en aquellos tiempos no se colgaba como reclamo el cartel de bilingüismo en las fachadas de los centros educativos. 

      A partir de 2002, puesto que nuestro propósito era que la Biblioteca ofreciera también títulos en las lenguas del alumnado inmigrante, buscamos ideas por Ferias y librerías especializadas. En vano. Hasta que caímos en la cuenta de que cómics traducidos a multitud de idiomas, también lo estaban al árabe, por lo que serían buen recurso para el aprendizaje del castellano por vía de comparación, por lo que adquirimos alguno ad hoc.

      A excepción de los mencionados, el resto de los cómics eran para nosotros un universo underground, oscuro, contracultural, y jamás nos habíamos planteado la idea de entrar en un establecimiento especializado en ellos. Hasta que una tarde osamos hacerlo. Nuestra presencia dubitativa, insegura, llamó inmediatamente la atención de la eficiente Ana, que entendió nuestra carencia y nos dio la mano para adentrarnos en este apasionante mundo, precisamente además en un momento de bonanza económica, en que los presupuestos de los Institutos daban incluso para comprar libros. O tempora!

      Esta mujer nos guió sabiamente hasta títulos y formatos adecuados para el alumnado de Diurno, pero también para el de Nocturno y el profesorado, igualmente usuarios de nuestra colección. 

       De inmediato nos entusiasmó la increíble variedad de ilustración y formatos, al tiempo que descubríamos otra forma de literatura, la novela gráfica, con contenidos de todo tipo, y, para sorpresa de nuestra ignorancia, perfectamente adecuados para formar en valores y en las materias que tratamos de enseñar. 

      Así que, hasta que llegaron las vacas flacas, nos dio tiempo a crear una sección interesante, que cada año procuramos mostrar al profesorado, con el fin de que la rentabilicen en sus clases, pues hay títulos para todo, de los que presentamos una pequeña muestra: 
  • José Luis CORELLA y Gabriel FERNÁNDEZ, Historia de la Matemáticas. Es muy amena en su presentación y divertida en sus comentarios. Incluye problemas para el lector. Adecuada desde 2º de ESO para trabajarla por capítulos, pues su extensión dificulta abarcar todo el libro en un solo curso.
  • APOSTOLOS DOXIADIS y CHRISTOS PAPADIMITRIOU, Logicómix. Otra historia de las Matemáticas, esta vez desde el siglo XIX, con el filósofo y matemático Bertrand Russell como hilo conductor. 
  • James KAKALIOS, La física de los superhéroes. Cierto que hay que saber física para comprenderlo bien, pero es buen modo de iniciar en la lectura a determinado tipo de personas.
  • SALÓ, ALEX, Simiocracia. Inteligente explicación de la crisis económica en la que España se ve sumida. 
  • PAJAK, F., La inmensa soledad. Friedrich Nietzsche y Cesare Pavese, filósofo y escritor respectivamente, personalidades complejas y ambos relacionados con Turín. Difícil de catalogar: ¿es una novela gráfica, es narrativa, o un ensayo?
  • SPIEGELMAN, ART. Maus. Primera novela gráfica premiada con el Pulitzer, narra con gatos y ratones la descarnada historia del padre del autor, judío, durante el terror nazi, así como la complicada relación que une a ambos. 
  • Carlos GIMÉNEZ, Paracuellos. Estremece encontrar en viñetas cada uno de los horrores cotidianos de un orfanato durante el franquismo.
  • SHAUN TAN, Emigrantes. Ya la preciosa portada anuncia que, si nos adentramos, nos esperan sensaciones nuevas. Y así es, desde la primera viñeta, cada detalle transmite toda la angustia de quien tiene que dejar su tierra y su familia para pasar a mundos extraños y amenazantes.  
  • PENFOLD, ROSALIND B., Quiéreme bien. Una historia de maltrato. Diario de una mujer angustiada por la pesadilla de su vida en pareja. 
  • ADAM, PEGGY, Luchadoras. Crímenes contra mujeres en Ciudad Juárez.
  • SATRAPI, MARJANE, Persépolis. La autobiografia de esta iraní que, a la llegada del integrismo, es enviada a Europa a estudiar, retrata la realidad que vivió y también la crisis de identidad de una inmigrante en una cultura tan diferente de la propia.
  • GUY DELISLE, Pyongiang. Un dibujo limpio, simple, para una realidad hermética: Corea del Norte, férreamente constreñida por el régimen comunista.
  • JOE SACCO, Notas al pie de Gaza y Gorazde. En cada una de sus obras, el periodista se convierte en personaje de estas zonas en conflicto, en las que se mezcla con sus habitantes y vive sus mismas experiencias, con sus oídos y ojos bien abiertos.
  • LEFÉVRE LEMERCIER, GUIBERT, El Fotógrafo. Este reportero nos lleva hasta la guerra de Afganistán, literalmente, narrando previamente las penalidades del viaje. Interesante narración que alterna viñetas y fotografías. 
  • ROCA, Paco, Arrugas. El padre del autor, ya anciano, ingresa en una residencia para mayores, con las facultades muy disminuidas. Su historia llega al corazón, sobre todo a quienes tenemos personas de esas edades en nuestro entorno próximo. 
  • MIGUEL GALLARDO, María y yo. María es autista. En los períodos que pasa con su padre, él la observa, y también las reacciones de quienes la miran con prevención porque es "distinta". Todo eso lo cuenta en sus viñetas. 
  • FRANK MILLER, 300. Leónidas, al frente de sus espartanos, se enfrenta al temible y numerosísimo ejército persa. Picados, contrapicados, primerísimos planos, fuerza y violencia. Sangre. Transvasado al cine, cada viñeta es un fotograma. 
  • CRAIG THOMPSON, Blankets. Infancia y adolescencia del protagonista, y a la vez autor, en el entorno de una severa familia de unos crueles iguales. Descubrimiento del amor.
  •  FREDERIK PEETERS, Píldoras azules. ¿Cómo se lleva una vida en pareja cuando uno de los dos arrastra un terrible problema? 

ACTIVIDADES EN TORNO AL CÓMIC EN EL JUAN DE HERRERA


   "Entre viñetas"
    Exposición itinerante de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. La trajimos al Juan de Herrera, en coordinación con el IES Guadarrama y el IES Infanta Elena.

   Excelente muestra de la historia del cómic, que entusiasmó a todos y nos dio a conocer facetas que desconocíamos y también nos descubrió a algún alumno algún alumno aficionado a este mundo, no solo como lector, sino también iniciándose como creador, cuya obra esperamos. 



      Cómics en 4º de ESO
   La añorada profesora Raquel Torres llevó a cabo una motivadora actividad con su alumnado en torno al mundo del cómic, para lo cual montamos una exposición temática en la Biblioteca. 

   Quedaron recogidos en la web del Instituto los trabajos creados para la ocasión, agrupados en torno a cinco temas: Astérix, Manga, Mafalda, Cómic Europeo y Cómic Estadounidense y Australiano.



 Taller de manga
   Miguel Hernández, joven artista y también querido exalumno, descubrió el manga en sus primer curso con nosotros, en 3º de ESO. Embebido en sus trazos esperaba su autobús cada día, hasta que le llegó el momento de poder estudiar Bachillerato Artístico. 
   Una vez allí, volvía de vez en cuando a visitarnos en cuanto tenía un día libre. De su carpeta emergían sus creaciones, y de nuestras conversaciones, la idea de que las expusiera durante un tiempo en el Instituto, de que las comentara en clase de Plástica, de que dirigiera un taller. De manga.

   

sábado, 1 de abril de 2017

¿QUÉ ES EL MANGA?

Por Alicia Andone Brunete

      La palabra manga significa cómic en japonés. A diferencia de los cómic occidentales, estos tipos de cómic son en blanco y negro, con el dibujo más simple, y los recursos de los mangakas (dibujantes de manga) son más amplios (líneas, impresiones de efectos sonoros, entre otros).



      Dentro del manga, se encuentran algunos géneros ,como el shōjo, que está dirigido especialmente a las lectoras femeninas, o el shōnen, dirigida a hombres de joven edad. (Aunque también hay mujeres y hombres que ven shōjo y shōnen)
               Ejemplo de manga shōjo  

           Ejemplo de manga  shōnen

      El manga tiene diferentes tipos de dibujo. Algunos mangas tienen más expresividad que otros.

HISTORIA:
      El manga comienza sobre los años 1868-1912 debido a la llegada de personas de occidente a Japón, y este estilo de dibujo pronto fue tomando mayor popularidad entre los nipones. El manga nace de la combinación de dos tradiciones: La del arte gráfico japonés, producto de una larga evolución a partir del siglo XI, y la de la historieta occidental, afianzada en el siglo XIX. Solo cristalizaría con los rasgos que hoy conocemos tras la Segunda Guerra Mundial y la labor pionera de Osamu Tezuka.

      El manga en Japón es un auténtico fenómeno de masas. Un único dato sirve para ilustrar la magnitud de este fenómeno: En 1989, el 38% de todos los libros y revistas publicados en Japón eran de manga.

      La influencia del manga es muy destacable en la industria de historietas originales de casi todos los países del Extremo Oriente e Indonesia. Al día de hoy el manga también se ha consolidado en la sociedad occidental debido al éxito cosechado durante las décadas pasadas, dejando de ser algo exclusivo de un país para constituirse de un fenómeno comercial y cultural global, en competencia directa con la hegemonía narrativa estadounidense y europea.

      Si un manga tiene mucho éxito se puede pasar a una serie animada llama anime. Un manga conocido que se pasó a anime es: One Piece.

      El Salón del Manga es una feria típica japonesa donde las personas aficionadas al manga pueden disfrutar de su hobby.

      Los aficionados se visten de Cosplay (es una especie de moda representativa donde los participantes también llamados cosplayers, usan disfraces, accesorios y trajes que representan un sujeto específico o idea). Estas ferias únicamente eran típicas de Japón, pero se fueron extendiendo hasta alcanzar todos los continentes.

   LA BIBLIOTECA DEL IES JUAN DE HERRERA AGRADECE A ALICIA ANDONE BRUNETE SU COLABORACIÓN EN FORMA DE ARTÍCULO PARA ACERCAR EL MUNDO DEL MANGA A QUIENES LO DESCONOCEMOS. 
      ¡GRACIAS, ALICIA!


PRUÉBATE EN ESTE LINK: ¿Cuántos mangas shojo conoces?