domingo, 28 de noviembre de 2010

Ana María Matute, Premio Cervantes 2010



Me escribió el otro día Yolanda Toledano, que estuvo en el Juan de Herrera unos años, dirigiendo el Departamento de Lengua y Literatura. El único contacto que mantenemos es gracias al "Texto de la semana", que me comenta de vez en vez. Pues me ha escrito para proponer uno de Ana María Matute. "Sugerencia obvia", dice ella. Por lo del Premio Cervantes, claro.
Lo que no es tan obvio (¡bien lo sabemos cada semana!) es decidir qué fragmento elegir. Pues bien, Yolanda ha propuesto uno que nos viene que ni pintado para este atardecer en que van llegando las nubes cargadas de nieve que anuncia desde hace días la Agencia Meteorológica: Los cuentos vagabundos. Es un artículo en torno a esos cuentos que oímos en la infancia y descubrimos luego a lo largo de la vida en otras latitudes, en otras lenguas. Cuentos que habrán hecho soñar a niños como los que nosotros fuimos, y que proporcionarán al adulto el indecible placer de reconocer en el rostro atento que escucha, la fascinación que provoca el relato.

Los cuentos vagabundos: el valor de los cuentos I
Pocas cosas existen tan cargadas de magia como las palabras de un cuento. Ese cuento breve, lleno de sugerencias, dueño de un extraño poder que arrebata y pone alas hacia mundos donde no existen ni el suelo ni el cielo. Los cuentos representan uno de los aspectos más inolvidables e intensos de la primera infancia. Todos los niños del mundo han escuchado cuentos. Ese cuento que no debe escribirse y lleva de voz en voz paisajes y figuras, movidos más por la imaginación del oyente que por la palabra del narrador.
He llegado a creer que solamente existen media docena de cuentos. Pero los cuentos son viajeros impenitentes. Las alas de los cuentos van más allá y más rápido de lo que lógicamente pueda creerse. Son los pueblos, las aldeas, los que reciben a los cuentos. Por la noche, suavemente, y en invierno. Son como el viento que se filtra, gimiendo, por las rendijas de las puertas. Que se cuela, hasta los huesos, con un estremecimiento sutil y hondo. Hay, incluso, ciertos cuentos que casi obligan a abrigarse más, a arrebujarse junto al fuego, con las manos escondidas y los ojos cerrados.
Los pueblos, digo, los reciben de noche. Desde hace miles de años que llegan a través de las montañas, y duermen en las casas, en los rincones del granero, en el fuego. De paso, como peregrinos. Por eso son los viejos, desvelados y nostálgicos, quienes los cuentan.
Los cuentos son renegados, vagabundos, con algo de la inconsciencia y crueldad infantil, con algo de su misterio. Hacen llorar o reír, se olvidan de donde nacieron, se adaptan a los trajes y a las costumbres de allí donde los reciben. Sí, realmente, no hay más de media docena de cuentos. Pero ¡cuántos hijos van dejándose por el camino!
Mi abuela me contaba, cuando yo era pequeña, la historia de la Niña de Nieve. Esta niña de nieve, en sus labios, quedaba irremisiblemente emplazada en aquel paisaje de nuestras montañas, en una alta sierra de la vieja Castilla. Los campesinos del cuento eran para mí una pareja de labradores de tez oscura y áspera, de lacónicas palabras y mirada perdida, como yo los había visto en nuestra tierra. Un día el campesino de este cuento vio nevar. Yo veía entonces, con sus ojos, un invierno serrano, con esqueletos negros de árboles cubiertos de humedad, con centelleo de estrellas. Veía largos caminos, montañas arriba, y aquel cielo gris, con sus largas nubes, que tenían un relieve de piedras. El hombre del cuento, que vio nevar, estaba muy triste porque no tenía hijos. Salió a la nieve, y, con ella, hizo una niña. Su mujer le miraba desde la ventana. Mi abuela explicaba: «No le salieron muy bien los pies. Entró en la casa y su mujer le trajo una sartén. Así, los moldearon lo mejor que pudieron.» La imagen no puede ser más confusa. Sin embargo, para mí, en aquel tiempo, nada había más natural. Yo veía perfectamente a la mujer, que traía una sartén negra como el hollín. Sobre ella la nieve de la niña resaltaba blanca, viva. Y yo seguía viendo, claramente, cómo el viejo campesino moldeaba los pequeños pies. «La niña empezó entonces a hablar», continuaba mi abuela. Aquí se obraba el milagro del cuento. Su magia inundaba el corazón con una lluvia dulce, punzante. Y empezaba a temblar un mundo nuevo e inquieto. Era también tan natural que la niña de nieve empezase a hablar... En labios de mi abuela, dentro del cuento y del paisaje, no podía ser de otro modo. Mi abuela decía, luego, que la niña de nieve creció hasta los siete años. Pero llegó la noche de San Juan. En el cuento, la noche de San Juan tiene un olor, una temperatura y una luz que no existen en la realidad. La noche de San Juan es una noche exclusivamente para los cuentos. En el que ahora me ocupa también hubo hogueras, como es de rigor. Y mi abuela me decía: «Todos los niños saltaban por encima del fuego, pero la niña de nieve tenía miedo. Al fin, tanto se burlaron de ella, que se decidió. Y entonces, ¿sabes qué es lo que le pasó a la niña de nieve?» Sí, yo lo imaginaba bien. La veía volverse blanda, hasta derretirse. Desaparecería para siempre. «¿Y no apagaba el fuego?», preguntaba yo, con un vago deseo. ¡Ah!, pero eso mi abuela no lo sabía. Sólo sabía que los ancianos campesinos lloraron mucho la pérdida de su pequeña niña.
No hace mucho tiempo me enteré de que el cuento de la Niña de Nieve, que mi abuela recogiera de labios de la suya, era en realidad una antigua leyenda ucraniana. Pero ¡qué diferente, en labios de mi abuela, a como la leí! La niña de nieve atravesó montañas y ríos, calzó altas botas de fieltro, zuecos, fue descalza o con abarcas, vistió falda roja o blanca, fue rubia o de cabello negro, se adornó con monedas de oro o botones de cobre, y llegó a mí, siendo niña, con justillo negro y rodetes de trenza arrollados a los lados de la cabeza. La niña de nieve se iría luego, digo yo, como esos pájaros que buscan eternamente, en los cuentos, los fabulosos países donde brilla siempre el sol. Y allí, en vez de fundirse y desaparecer, seguirá viva y helada, con otro vestido, otra lengua, convirtiéndose en agua todos los días sobre ese fuego que, bien sea en un bosque, bien en un hogar cualquiera, está encendiéndose todos los días para ella. El cuento de la niña de nieve, como el cuento del hermano bueno y el hermano malo, como el del avaro y el del tercer hijo tonto, como el de la madrastra y el hada buena, viajará todos los días y a través de todas las tierras. Allí a la aldea donde no se conocía el tren, el cuento caminando.
El cuento es astuto. Se filtra en el vino, en las lenguas de las viejas, en las historias de los santos. Se vuelve melodía torpe en la garganta de un caminante que bebe en la taberna y toca la bandurria. Se esconde en los cruces de los caminos, en los cementerios, en la oscuridad de los pajares. El cuento se va, pero deja sus huellas. Y aun las arrastra por el camino, como van ladrando los perros tras los carros, carretera adelante.
El cuento llega y se marcha por la noche, llevándose debajo de las alas la rara zozobra de los niños. A escondidas, pegándose al frío y a las cunetas, va huyendo. A veces pícaro, o inocente, o cruel. O alegre, o triste. Siempre, robando una nostalgia, con su viejo corazón de vagabundo.FIN


FUENTE: CLIJ: Cuadernos de literatura infantil y juvenil, ISSN 0214-4123, Año nº 12, Nº 114, 1999 , pags. 29-36

PÁGINA OFICIAL DE ANA MARÍA MATUTE
ANA MARÍA MATUTE EN Página2
ANA MARÍA MATUTE EN "El poder de la palabra"

domingo, 21 de noviembre de 2010

Texto de la semana contra la violencia de género


"Por resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 25 de noviembre ha sido designado Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (A/RES/54/134 de 17 de diciembre de 1999). Presentada por la República Dominicana, con el apoyo de más de 60 gobiernos, la resolución es el resultado de un creciente movimiento internacional para acabar con una trágica epidemia que devasta las vidas de mujeres y niñas, rompe comunidades y es una barrera para el desarrollo en todas las naciones. Los promotores de la resolución esperan que el día constituya, como ha ocurrido en otras ocasiones, el punto de partida para que los gobiernos y la población en general reaccionen para acabar con la violencia contra la mujer."
Ésa es la presentación del boletín de SOL de esta quincena respecto a esta jornada, que incluye, como siempre, una bibliografía por edades relacionada con el tema.

Pensando en qué texto sería más adecuado para esta fecha, una amiga me escribió un correo precioso, que reflejo: "deberíamos elegir uno que les "tocara" a los chicos, a los varones, víctimas también ellos de unos modelos masculinos que hacen de la agresividad y la violencia sus más seguros estandartes. Las mujeres, en mayor o menor medida, vamos consiguiendo salir de los corsés que la tradición nos tenía impuestos; ahora tenemos que trabajar todos juntos (hombres y mujeres) para ayudarles a ellos a encontrar también otras maneras de ser hombres donde sea posible sentirse frágil y poder dar salida a emociones y sentimientos."
Tras muchas vueltas, hemos desembocado en "Libre te quiero" de García Calvo.

AGUSTÍN GARCÍA CALVO, Libre te quiero

Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.

Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.

Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.

Alta te quiero,
como chopo que al cielo
se despereza.
Pero no mía.

Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.

Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.


En el poema se recoge la idea de mi amiga: "en las relaciones afectivas no somos medias naranjas incompletas a la búsqueda de nuestra otra mitad, sino seres completos que decidimos libremente recorrer un tramo de nuestra vida con otra persona, también completa, a la que debemos respeto y lealtad. Esta idea es la que "limpiaría" nuestras expectativas en pareja de muchos fantasmas que acaban de forma triste en eso que hemos dado en llamar "violencia de género" y que es, pura y simplemente, violenca contra las mujeres. Violencia ejercida, las más de las veces, por sus parejas o exparejas.
Nuestra meta como profesores debería ser desterrar esos mitos amorosos que tanto daño nos han hecho a unos y a otras: el mito del amor romántico que todo lo puede y en nombre del que todo ha de aguantarse, o el mito de los celos como prueba suprema del amor."



DOCUMENTOS "POR LOS BUENOS TRATOS"
CANCIONES
VÍDEO "SUBIR Y BAJAR", DE DAVID PLANELL

También estos días estamos informándonos de hechos terriblemente violentos que afectan a mujeres en muchos lugares del planeta, y con especial virulencia en el Congo: violaciones masivas a mujeres de toda edad, denunciadas por Amnistía Internacional (La Violación como arma de Guerra), o por el documental "Congo, tierra violada", emitido por CNN Plus hace dos semanas.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Carlos Edmundo de Ory. In memóriam


"El dueño de mi poesía es el Universo, al igual que de los árboles. Igual que el árbol da manzanas, yo doy poesía, es mi fruto".
Son palabras de Carlos Edmundo de Ory, padre del postismo, poeta, ensayista, epigramista y traductor. Nacido en Cádiz en 1923, murió el jueves pasado en Amiens. En su memoria, el texto de esta semana. Nos lo dejó Beatriz en el casillero, después de buscarnos por todo el instituto para hacérnoslo llegar cargado de sensibilidad.

LA CASA MUERTA

Paso a paso llegué a la verja un día
no habiendo nadie y con mi poca altura
abrí la puerta y penetré en la oscura
casa que estaba en su interior vacía.

Como la lluvia allí no me podía
dormité con un sueño que aún me dura;
pues bien, nunca saldré de esta aventura
la que yo llamo la ventura mía.

Yo soy aquella la lejana casa
y aquel el hombre triste que la habita
empeñado en no abrir jamás la puerta.

No el viento pasa. No la lluvia pasa.
Ni aún nadie se le acerca porque evita
el miedo que le da la casa muerta.


SOBRE ORY
EL POETA EN BIBLIONÉSTOR
MÁS POEMAS DE ORY

martes, 9 de noviembre de 2010

Literatura en prisión, gladiolos en la calle



"En la cárcel de Holguín sólo se nos permitía a los presos recibir una jaba* de alimentos de 40 libras (13'6 kilos) incluyendo libros y artículos de aseo, en las visitas que nos hacían los familiares cada dos meses.
Yo renunciaba a parte de la comida, a pesar de lo mal alimentado que estaba, pues necesitaba los libros. No habría soportado el encarcelamiento sin leer."
"Allí sólo nos llegaba un diario, el Granma (Órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba). Establecíamos turnos para poder leerlo, de modo que no fuera siempre el mismo el que primero lo tuviera. Necesitábamos leer."

* jaba: En Cuba, especie de cesta, hecha de tejido de junco o yagua o bolsa de tela, plástico, etc., para llevar a mano.(D.R.A.E.)

Son palabras de Adolfo Fernández Sainz, uno de los 75 cubanos que fueron arrestados durante la primavera negra de Cuba en marzo del 2003, y a quien luego se condenó a 15 años de privación de libertad. El 20 de agosto llegó a España, a causa del compromiso firmado por la Iglesia y nuestro gobierno con el de Cuba. Como a él, nuestro país recibió a bastantes más, pero aún quedan trece en prisión, que no aceptaron la libertad si tenían que abandonar su patria.


Esto se lo oímos a Adolfo el domingo, 7 de noviembre, en el Consejo General Federal de Amnistía Internacional al que había sido invitado nuestro Grupo Escolar. Estaba allí acompañado de su esposa, la Dama de blanco Julia Núñez, que nos emocionó al contarnos cómo las mujeres de esos presos decidieron vestirse de blanco y salir, con un gladiolo en la mano, a la calle cada semana para hacerse ver y reclamar la libertad para estos hombres. Y lo consiguieron.
Adolfo luego se acercó a nuestro grupo, y nos encomendó que estuviéramos muy atentos a no dejar que se haga con el poder nadie que pueda minar la libertad.

Verdaderamente nos impresionaron sus vivencias: la de él, encarcelado para quince años por escribir defendiendo sus ideas, y sobreviviendo allí con sus lecturas; la de ella, ama de casa, unida a otras muchas en la calle en ese hermoso gesto. Ambos, ejemplo de valentía, de dignidad.

- MÁS SOBRE ADOLFO FERNÁNDEZ SAINZ
- MÁS SOBRE LAS DAMAS DE BLANCO

domingo, 7 de noviembre de 2010

Alejandra Pizarnik


Texto de la semana. Va de rebeldías. Es de Alejandra Pizarnik, una poeta argentina.

¿El porqué de la elección? Empezando por lo más superficial, por su brevedad. Sabemos que hay quienes leen el Texto de la semana cuando es breve y abandonan cuando es largo. Ir alternando la extensión de nuestras propuestas nos permite, creemos, no perder a los lectores más apresurados.

Pero, también y sobre todo, porque nuestra tarea desde la biblioteca escolar es alentar, simultáneamente, la educación estética y el compromiso social.
Estos cuatro versos recogen de una manera admirable que ambas dimensiones no tienen por qué estar reñidas.

Una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo
la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos

(Árbol de Diana)



La autora, la poetisa argentina Alejandra Pizarnik (1936-1972), "creó una de las propuestas más rupturistas y de mayor influencia en la poesía contemporánea, sobre todo en la escrita en lengua española por mujeres. Emparentada con el Conde de Lautréamont y André Breton, la vida y la obra de esta autora puede definirse como una extraña tentación de traspasar los límites, siempre tanteando el milagro, aun a riesgo de asomarse a la locura. Amiga de Cortázar, exploró como él ese otro lado de la realidad en el que se instala lo fantástico."
Ésta es la presentación que hacen de Alejandra Pizarnik en el Centro Virtual Cervantes, que recoge su biografía, su obra, fragmentos de la misma y artículos sobre ella.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Discurso de Chema Caballero en los Premios UNICEF 2010


Hace unos días en el telediario de las 15:00 h., Antena 3 dio la noticia en portada, ampliada después en la sección de Cultura, de una modelo brasileña presentando un sujetador de la firma Victoria's Secret. El comentario era de admiración: más de dos mil diamantes en un sujetador valorado en miles de euros.
Ninguna alusión a tamaño derroche en la actual situación de crisis.
Ninguna referencia a la pobreza extrema de tantas zonas de la tierra.
No hubo mención a la procedencia de los diamantes, a las guerras que provoca su posesión, al dolor, a las mutilaciones, a los niños soldados, a las niñas esclavas, a la miseria, a la crueldad, que el curso pasado estuvimos tratando en nuestro Instituto.
También publicaron la noticia en un programa del corazón de TVE1, e imagino que en todas las cadenas y medios de comunicación. El público se queda admirado ante la belleza de esa mujer, y las mentes anestesiadas no se cuestionan lo que hay detrás.

Unos días antes, UNICEF había entregado su Premio Internacional España 2010 “Los Niños Primero” a Chema Caballero, el misionero javeriano que ha pasado tres lustros entregado a la rehabilitación de menores soldados en Sierra Leona. La noticia no tuvo gran repercusión. Tampoco el discurso de Chema al recibirlo. No interesa. O, quizá, interesa que no se divulgue, porque ante lo que él denuncia no hay modo de permanecer tranquilos. Es nuestro Texto de la Semana:
Quiero dar las gracias por la concesión de este premio. Es para mí un honor recibirlo y un empuje para seguir trabajando por los jóvenes de Sierra Leona.
Quiero aprovechar esta ocasión para recordar que, aunque en Sierra Leona, después de ocho años de paz, ya no existan menores soldados, en muchas otras partes del mundo sí que hay niños y niñas que son forzados a ser soldados o esclavas sexuales. Posiblemente, en este mismo momento, mientras hablo, en algún lugar del mundo se estén secuestrando niños y niñas para obligarlos a realizar estas funciones.
No olvidemos que si en África existen menores soldados y niñas esclavas sexuales se debe, principalmente, a dos motivos:
1. Occidente ve a África como el lugar donde conseguir las materias primas que necesita para mantener su bienestar: fueron los diamantes de sangre en Sierra Leona, como lo es, hoy día, el coltan de la R.D. del Congo, el petróleo en el sur de Sudán, de Darfur, de la República Centroafricana o del Chad, el uranio de Níger, etc.
Para ello, nuestros gobiernos y nuestras empresas no dudan en utilizar cualquier medio a su alcance, incluyendo la promoción y mantenimiento de guerras, para conseguir estas materias primas. Toda la ayuda a la cooperación que nuestros países destinan a África, incluido el Plan África del gobierno español, va destinada a conseguir que nuestras empresas tengan acceso a esas materias primas (o a frenar a los inmigrantes pobres). Así empresas como REPSOL, PESCANOVA, y tantas otras, dictan la política exterior española hacia África.
2. Las armas que se utilizan en las guerras africanas y que llevan los menores soldados, no se fabrican en ese continente, sino en Occidente, incluyendo a España. No olvidemos que nuestro país es el primer exportador de armas ligeras y municiones al África subsahariana.
Por eso, me permito recordar a todos los presentes, especialmente a UNICEF que los proyectos de rehabilitación y reinserción de menores soldados que se están llevando a cabo en tantos países del mundo son meros parches que nunca terminarán con el problema. Tenemos que unir fuerzas para obligar a nuestros gobiernos y empresas a que cambien su política hacia África, aunque eso suponga que nosotros tengamos que renunciar a parte de nuestro bienestar.
Pero gracias a esa renuncia millones de personas, entre ellas los menores soldados, salvarán sus vidas.
Gracias.