lunes, 11 de abril de 2011

Esto fue África de verdad

Pasó el Día del Libro. Fue una vorágine, pero mereció la pena. Se ha interrumpido la marcha habitual de las programaciones para prepararlo, pero, insisto, ha valido la pena.
El camino lo teníamos marcado ya por Mamen Mateo y Cristina Piédrola durante dos años, y, a pesar de que Mamen este curso no está aquí, nos ha estado apoyando y facilitando sus bases, plantillas y orientaciones desde la distancia, de modo que la coordinación de Cristina, el Departamento de Lengua, con Begoña y Carolina a la cabeza, y la Biblioteca, ha conseguido poner en acción a los profesores de los Seminarios del Plan Lector, a muchos Tutores y a profesores varios que han alentado a todo el alumnado para que se pusieran a la tarea.
Alumnos y profesores nuevos volvieron a admirar desde las ocho de la mañana el encanto de una bienvenida con flores y poemas en la verja de entrada.
Repetíamos todas las actividades que ya tenemos institucionalizadas: el mercadillo de libros de los Alumnos Involucrados en el patio, como la entrega de premios del Concurso de relato histórico y de viajes; el teatro de los de la Optativa de 3º, la comida de profesores con el Amigo invisible de libros...
En vez de Fama ortográfica, intentando conseguir la misma emoción y con la intervención de los A.A.I.I., instituimos La tira de palabras, concurso más completo y más fructífero, que incluye, claro, la ortografía,

¿Y África?
África impregnó toda la jornada: los textos elegidos para La hora lectora eran sobre ese continente (la esclavitud, la noche, los niños que no quieren ser soldados, cuentos...). La hora escribidora consistió en que, a la señal del grito de Tarzán, se abría un sobre con el cuento dinka "Qué es el qué" y la propuesta de que cada clase creara un final diferente. Había que dejar de escribir cuando Tarzán anunciara el fin del tiempo dedicado a ello.
Mientras en los pasillos se exponían máscaras africanas, rutas de exploradores y exploradoras, ecosistemas, noticias de países francófonos africanos, en el laboratorio de idiomas, los de Ampliación de inglés explicaban en ese idioma el viaje que habían diseñado a una antigua colonia inglesa.

La Yincana matemática, tras operaciones diversas de ingenio con nombres africanos, llevaba como solución a Mandela, claro.

Los de 1º, 2º y 3º este año, en vez de participar con los mayores en "La hora lectora", habían buscado cuentos africanos para el concurso de Cuentacuentos. Mientras los representantes los ponían en escena, sus compañeros, desde los consabidos corralitos en el Gimnasio, en el Salón de Actos, en la Biblioteca, los escuchaban con respeto admirable. Los jurados (alumnos de 2º de Bachillerato, profesores, antiguos profesores) sudaron tinta a la hora de emitir su fallo. ¿Cómo dejar sin premio a esos chavalines de 1º que nos hicieron ver verdaderos monos en su representación? ¿o a esos otros que se habían aprendido el texto de un modo tan admirable y habían preparado su atrezzo con hogueras, con máscaras, ..? ¿o a ese grupo de 3º que nos mostró con marionetas los colores de África?
Un sonido de percusión en el salón de actos anunciaba que El soliloquio del rey Leopoldo había comenzado: teatro leído en que un grupo de Diversificación mostró los horrores del reinado belga sobre el Congo.

A cada turbante en la cabeza de una profesora, ante cada lanza en la mano de un profesor, nuevas sonrisas por los pasillos de niños ataviados también de modo peculiar, de padres y personal no docente que venían dispuestos a ser jurados de "Esto es África"

Ésta era la novedad este curso: una vez asignado un país africano a cada grupo, hemos pasado semanas buscando información, y pensando cómo exponerla. Lo que conseguimos a duras penas en clase cuando proponemos cualquier trabajo, lo hemos logrado con esta iniciativa: la clase entera se ha enterado de lo que unos y otros compañeros habían encontrado sobre su país. Así lo constató el jurado, una vez llegado su turno de preguntar, al fin de la exposición de los guías.
Las clases habían quedado ambientadas la tarde anterior (todo un reto para la paciencia de todas las conserjes) con cartulinas de paisajes, de animales, de datos demográficos, políticos o culturales, de arte africano. En un aula surgió como por encanto un río, una selva, una sabana, una jaima, un mercado o una mina de coltán. De repente podías verte envuelto en la oscuridad de Ruanda, atravesando un pasillo de machetes de hutus y tutsis, antes de sentarte en el suelo a escuchar cómo un noble ruandés narraba el genocidio a que se vio sometido su pueblo. Les ha calado muy hondo lo que una tarde les ha contado una cooperante que vivió el genocidio en directo.
En Túnez es la hora de la oración: vueltos hacia la Meca se postran, mientras en el aula de al lado se baila una danza étnica y en la otra se ofrece una macedonia perfectamente armoniosa.
'Ugandesas' y 'ugandeses' de 4ºD han logrado comunicarse por correo electrónico con universitarios de Kampala que estudian español y se han intercambiado noticias de los respectivos países, se han derrumbado tópicos y barreras culturales, han llegado a llamarse hermanos, han conseguido que la cónsul honoraria de España nos informe también.

2ºA ha tenido también informadores de primera mano, guineanos que disfrutan de una beca en Cantabria, y que les han saludado aquí mismo, en el blog.
Sierra Leona, Kenia, Botswana, Burundi, Egipto, Eritrea, ... tantos países que no nos ha dado tiempo a visitar, pues las actividades se sucedían sin descanso.
En fin, el IES Juan de Herrera fue África el viernes, mucho más de lo que hubiéramos imaginado al formular la propuesta.
Y hoy, lunes, ¡cuánta gente contenta, con la complicidad de haber llevado a cabo esto juntos!
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Y MÁS
Y OTRAS

2 comentarios:

  1. ¡Madre mía, qué actividad!
    Que divertido suena todo. Os lo habeis currado y supongo que ahora estareis cansados pero muy satisfechos.
    ¡Enhorabuena!

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  2. Pues así es, Bibliolibre: Fue precioso y divertido, y "muy didáctico", como me ha dicho ayer una alumna nueva en el Instituto.
    Llevamos desde entonces comentándolo, tanto los aciertos como los fallos, por supuesto.
    Gracias por tu comentario
    Carmen Cuesta

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