viernes, 5 de marzo de 2010

La biblioteca de Valdemaqueda


“Fue un hada quien me condujo con firmeza hasta la que sería 'mi' biblioteca, y también quien hasta hoy me ha bañado con su polvo mágico, y quien hasta ahora me ha ido susurrando el camino que tenía que seguir.
Sospecho que es la misma hada que encontré cuando era pequeña y que continúo encontrando ahora en algunos cuentos, la misma que intento que me acompañe …”

ESCARDÓ I BAS, Mercè, La biblioteca, un espacio de convivencia. Anaya. La sombra de la palabra. Madrid, 2003.

¿Será esta misma hada la que acompaña a Mercedes?
Ella vive en Valdemaqueda, un pueblo de la Sierra Oeste de la Comunidad de Madrid, cuya población no llega a los mil habitantes. Con ese número, no hay niños suficientes para que dispongan de un colegio como en otras poblaciones, así que tienen un C.R.A., un colegio rural, agrupado con los de otros cinco municipios. Estos centros son muy pequeños y no disponen de algunas infraestructuras. Por ejemplo, no tienen biblioteca. Tampoco la hay en el pueblo.
Mercedes, con otras madres, se empeñó en otoño en conseguir una biblioteca para los alumnos del colegio. Quieren que sus hijos tengan un lugar al que acudir en busca de libros, de historias, de palabras e ilustraciones, y donde encuentren a otros niños con los que compartirlo.
Han logrado que el Ayuntamiento ceda la llamada Sala de lectura, que estaba sin uso. Mientras, Mercedes removió Roma con Santiago para pedir ayudas a media humanidad: desde el Departamento de Biblioteconomía de la Universidad a las bibliotecas municipales, editoriales, fundaciones, amigos, compañeros de trabajo, … Llamó a todas las puertas, y muchas se le abrieron: en cuatro meses, ha conseguido novecientos libros.
En su tiempo libre los han registrado en una base de datos y los han organizado por edades. Se han elaborado unas fichas de préstamo, y ya están pensando en la inauguración.
Los que andamos en bibliotecas sabemos el tiempo que habrán echado esas madres para todo ese trabajo. Ahora sólo les haría falta que alguien, el Ayuntamiento o la Comunidad, contratara una persona para que abriera la Sala de lectura un par de horas cada tarde.
El hada de Mercedes hará que ese sueño también se cumpla.

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