Hace unos días, leí el poema "Invictus" en el estupendo blog de Catalina León, del IES Néstor Almendros.
El poema fue escrito por William Ernest Henley, a quien, por una tuberculosis que le afectó a los doce años, tuvieron que amputar una pierna a los 25. En 1875, durante su estancia en el hospital, escribió "Invictus".
Es el poema que mantuvo con fuerza a Mandela durante sus largos años de cárcel por pedir el fin de la segregación racial de su país, y se menciona a lo largo de toda la película del mismo nombre, que narra sus comienzos como primer presidente negro de Sudáfrica tras el Apartheid y, en concreto, la final del Campeonato mundial de rugby que unió al país. La película se basa en "El factor humano", novela de John Carlin, quien estaba en Sudáfrica por entonces. Habla de ello y de cómo se gestó el libro en una entrevista en Página2.
Hablando de la película Ángeles Bengoechea y Lupe Jover, se les ocurre que difundamos "Invictus" como Texto de la semana. Me llegan al alma las palabras de Lupe: "Cuando me mandaste el texto sobre el amor pensé que tenía que hacerme yo cargo la semana siguiente y proponer uno sobre el dolor. ¡Tengo tantas criaturas entre mis alumnos sufriendo por golpes fuertes de la vida! En fin, que en ésas estaba cuando se cruzó el poema de Invictus. Me gusta ese detenernos en que la vida a veces es cruel, en que no parece haber salida, y en que sin embargo somos, siempre, dueños de nuestro destino"
He aquí el poema:
Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.
Puede verse una traducción en la citada web del Néstor Almendros. Ésta es la que figura en www.ojosdepapel.com:
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
Mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años me encuentra,
y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
Soy el amo de mi destino
Soy el capitán de mi alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario