domingo, 4 de mayo de 2014

DÍA DEL LIBRO. LOS LIBROS QUE QUERRÍAMOS SALVAR

    
  
   La mañana del 30 de abril encontramos el porche de entrada convertido en un escenario en llamas que presagiaba la pesadilla que el Gran Jurado Quemalibros llevaba semanas anunciando.
    Y empezó el Desfile: los de Primero A de ESO rompieron el fuego (nunca mejor dicho) defendiendo Momo de la hoguera. Como todos los demás, tenían que convencer al Jurado en un tiempo limitado de tres minutos. Tras su representación, ocuparon su sitio alrededor del Jurado para contemplar las actuaciones del resto de sus compañeros.
    Los siguieron en estricto orden el resto de los cursos hasta Primero D de Bachillerato. Cientos de alumnos, cada grupo con su propuesta, constituyeron un conjunto maravilloso, una perfecta lección de literatura, de arte y creatividad, de labor de conjunto que los demás admiraban y aplaudían. Maravilloso ejemplo de convivencia, una vez más.
   
   Aparecieron ante nuestros ojos La Bella y la Bestia, Las mil y una noches, Los juegos del hambre, El mago de Oz, Rebelión en la Granja, Peter Pan, La historia interminable, Fahrenheit 451 (y su horrible destrucción de Hansel y Gretel, El soldadito de plomo, Los tres cerditos, los siete cabritillos, Pocahontas, Campanilla, príncipes y hadas); La vuelta al mundo en ochenta días, Pesadilla antes de Navidad, El origen de las especies, Canción de hielo y fuego (Juego de tronos), Alicia en el país de las maravillas y El principito.
    Hubo quienes se decidieron por otro tipo de propuestas:
    No defendían una obra, sino que reivindicaban un género, la poesía: "porque es la manera más pura de expresar los sentimientos". La poesía en todas sus variantes. La poesía como protesta social, en forma de rap. "La poesía que recrea un mundo de sueños donde el amor es posible." Y lo plasmaban con una estética coreografía durante el recitado de "Solo en sueños", de Jaime Sabines:
Solo en sueños,
solo en el otro mundo del sueño te consigo,
a ciertas horas, cuando cierro puertas
detrás de mí.
¡Con qué desprecio he visto a los que sueñan,
y ahora estoy preso en su sortilegio,
atrapado en su red!
¡Con qué morboso deleite te introduzco
en la casa abandonada, y te amo mil veces
de la misma manera distinta!
Esos sitios que tú y yo conocemos
nos esperan todas las noches
como una vieja cama
y hay cosas en lo oscuro que nos sonríen.
Me gusta decirte lo de siempre
y mis manos adoran tu pelo
y te estrecho, poco a poco, hasta mi sangre.
Pequeña y dulce, te abrazas a mi abrazo,
y con mi mano en tu boca, te busco y te busco.
A veces lo recuerdo. A veces
solo el cuerpo cansado me lo dice.
Al duro amanecer estás desvaneciéndote
y entre mis brazos solo queda tu sombra.

    Otro grupo (B1C) no elegía un cuento, sino todos los cuentos tradicionales, que han acompañado nuestra infancia y nos han abierto los ojos al mundo.
    Primero A de Bachillerato no se decantaba por una obra de Shakespeare, sino que, en consonancia con el tema del día (Sueños y pesadillas) pusieron ante nuestros ojos escenas de este autor, y en su misma lengua, que aluden a los sueños.
    De sueños iba también el planteamiento de Cuarto B, que se resistían a seleccionar un solo libro, y, jugando con las palabras de Martin Luther King, nos presentaban varios (Romeo y Julieta, El mago de Oz, D. Quijote de la Mancha, Oliver Twist, Frankenstein) encabezando su alegato con la frase "I have a dream".
  
   El Gran Jurado Quemalibros sufrió en el momento de la decisión. ¿Cómo no valorar todos los momentos que provocaron la risa, la sonrisa, las lágrimas, el sobresalto ante los gestos  contundentes de algunos firmísimos alegatos?
    Elogiaron la unión de las clases, el esfuerzo de los tutores para poner de acuerdo a sus grupos y sacar adelante con brillantez las ideas en muy pocas sesiones; los atuendos y decorados, tan elaborados algunos; el uso de diferentes lenguas, no solo el esfuerzo para decir textos en inglés, sino también ese Primero C que evidenció la riqueza de la multiculturalidad, que aportó belleza y emoción al decir el texto cada alumno en su idioma, unidos todos por el castellano; las coreografías; la originalidad que hacía de lo más simple el gran acierto; la música, que ambienta y llena de magia cada actuación, tanto la que emitía la mesa de mezclas hábilmente manejada por el PCPI, como la ejecutada por los alumnos músicos que ese día lucieron los instrumentos a cuyo estudio dedican tantas horas.
  
   Y dudaron, dudaron mucho los miembros del Gran Jurado ante las argumentaciones que escucharon:
   - ese juramento de la Guardia de la Noche reconvertido en el juramento de defensa de los libros;
   - esa encendida declaración en contra de los integrismos de Segundo A de ESO, a propósito de Rebelión en la granja, de Orwell;
   - ese necesario discurso a favor de la ciencia en boca de un anciano Darwin rodeado de los seres que estudió, evocando sus viajes;
   - esas evocaciones de los cuentos de nuestra infancia, especialmente la contundente afirmación que dio el segundo premio a Segundo B de ESO: "Quemar Peter Pan sería como quemar una esencia de nuestra vida, y, en definitiva, de nosotros mismos. Queremos seguir imaginando el País de Nunca Jamás, seguir soñando con sus personajes... No podemos permitir que una simple hoguera nos arrebate nuestros mejores sueños, nuestros mayores deseos, la amistad, la imaginación y las ganas de seguir siendo niños, porque ¿quién no ha soñado con volar hacia la segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer?";
   - esa decidida argumentación que hizo merecer el primer premio a Tercero C, pues, ante la pesadilla de que la grandes obras de la literatura pudieran ser destruidas (Don Quijote de la Mancha, Hamlet, Blancanieves, La isla del tesoro, La vida es sueño, Cien años de soledad, Cumbres borrascosas, Las aventuras de Sherlok Holmes, Fuera de África), sin necesidad de grandes decorados, nos impresionaron con sus palabras:
   "¡Otros ya lo han intentado! No vamos a escoger ninguno; ninguno de estos libros será quemado, y si lo son, los volveremos a escribir y mil más se escribirán, pues mientras la humanidad conserve su ser, seguirá imaginando, soñando y creando.
   En definitiva, por muchos conocimientos escritos que sean quemados, robados o por muchas otras barbaries que cometan los poderosos para apartarnos del saber y el arte escrito, ninguno desaparecerá.
   Nadie puede robarnos nuestros conocimientos, nadie puede robarnos nuestra humanidad, nadie puede robarnos nuestros libros."
  
 ¿Qué más se puede añadir?

MARCAPÁGINAS DE LOS LIBROS QUE QUERRÍAMOS SALVAR. LAS ILUSTRADORAS SON LAS GANADORAS DEL CONCURSO DEL DEPARTAMENTO DE PLÁSTICA

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