domingo, 6 de febrero de 2011
Texto de la semana. Egipto
"Volaba de noche sobre El Cairo, y el panorama de millones de luces amarillas sugerían un espejismo que muy bien podía llamarse El Dorado, pero yo sabía que todo aquello era real, y que una inmensa ciudad de más de dieciocho millones de habitantes se extendía como una alfombra mágica, porque en Egipto lo real y lo mágico se confunden. En algún lugar, allá abajo, estaba Jan Aljalili, el barrio de mercaderes, fragante a especias, esplendoroso de artesanías, y melancólico de charlas repetidas una y otra vez con el mismo extraño dinamismo con que se repite la existencia. Así me había presentado Naguib Mahfuz a ese barrio-bazar en su formidable novela titulada Jan Aljalili, porque en Egipto la vida y la literatura se mezclan, se trasvasijan mediante los finos filigranas de la oralidad."
Es un fragmento de La gloriosa fragilidad del ser, del escritor chileno Luis Sepúlveda, que nos describía en 2002 maravillosamente esa ciudad de El Cairo donde estas semanas las gentes se han echado a la calle.
En manifestación pacífica, reivindican que se les tenga en cuenta, que se les deje intervenir en las decisiones que les atañen, que se les permita una participación democrática tras varios lustros de letargo del que el país ha despertado al oir las campanadas de Túnez.
Lo que va sucediendo día a día en esa plaza Tahrir, lo seguimos pendientes de los medios de comunicación, con el deseo de que la situación se resuelva del mejor modo posible y se atiendan las demandas de esas personas humildes, que tanto cuidado ponen en que no se suscite ninguna violencia.
En homenaje a ellos, elegimos como Texto de la semana el comienzo de "El callejón de los milagros", del Nobel de Literatura Naguib Mahfuz, escritor a quien en el citado artículo Luis Sepúlveda califica como "un hombre viejo, un hombre bueno y noble, que tomó mi mano y me entregó el extraño calor de la arena y del desierto".
Mahfuz presentaba con esta obra, en 1947, todo un mosaico de hombres y mujeres que se entrecruzaban a diario en el callejon Midaq, precisamente en el corazón de El Cairo.
EL CALLEJÓN DE LOS MILAGROS, زقاق المدق. 1947 (Traducción de Helena Valentí)
"Muchos son los detalles que lo proclaman: el callejón de Midaq fue una de las joyas de otros tiempos y actualmente es una de las rutilantes estrellas de la historia de El Cairo. ¿A qué El Cairo me refiero? ¿Al de los fatimíes, al de los mamelucos o al de los sultanes? La respuesta sólo la saben Dios y los arqueólogos. A nosotros nos basta con constatar que el callejón es una preciosa reliquia del pasado. ¿Cómo podría ser de otra manera con el hermoso empedrado que lleva directamente a la histórica calle Sanadiqiya? Además tiene el café que todos conocen como el Café de Kirsha, con muros adornados de coloridos arabescos. De los del callejón, actualmente desconchados, todavía se desprenden los olores de las antiguas drogas, populares especias y remedios de hoy y de mañana...
Aunque el callejón está totalmente aislado del bullicio exterior, tiene una vida propia y personal. Sus raíces conectan, básica y fundamentalmente, con un mundo profundo del que guarda secretos muy antiguos.
Los ruidos del día se habían apagado y se comenzaban a oír los del atardecer, susurros dispersos, un ‘Buenas noches a todos’ por aquí, un ‘Pasa, es la hora de la tertulia’ por allá.”
Acción de Amnistía Internacional: Egipto pide cambios.
SOBRE MAHFUZ
Comienzo de El callejón de los milagros en árabe
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Me escribe desde Baza (Granada) Mercedes Laguna, del IES Pedro Jiménez Montoya, para avisarme de que una compañera suya de Historia ha comentado nuestro Texto de la semana en el foro de su web: http://www.tareasdeeducacion.es/ComBas/Foro/Foro.htm
ResponderEliminarGracias, Mercedes, por compartirlo, y gracias, Soledad por ese comentario. Lo transcribo aquí:
"El texto seleccionado de la novela de Naguib Mahfuz, dedicado a la recreación del callejón de Midaq, es un exponente de los rasgos más distintivos de la prosa del autor.
Utiliza un lenguaje sencillo, claro, de un marcado tono realista, con las alusiones justas para recrear los ambientes, como es el de este callejón, y sugerir la conexión con el pasado, dejando que sea el lector el que imagine las texturas, los olores y el mismo aire que se respira con unos breves apuntes.
Dada la actualidad informativa y política de El Cairo, de Egipto en estos días, el texto y el libro en el que se inserta (El callejón de los milagros) puede ayudar a enlazar lo cotidiano con lo extraordinario, el pasado con el presente más inmediato, y mostrar a los estudiantes otras visiones y otras miradas que, no por más locales, son menos universales."
Soledad Lázaro